Humildad y grandeza del arrepentimiento
A pesar de la falta de antecedentes históricos y bíblicos para un acto de ese tipo, el Papa ha pedido perdón a Dios, delante de los hombres, por los pecados cometidos a lo largo de estos siglos por los hijos de la Iglesia. También por los del presente. Sin importarle el riesgo de manipulación o simplificación, y desoyendo, posiblemente, los consejos de algunos, Juan Pablo II ha cumplido así su proyecto de «purificación de la memoria» con motivo del Gran Jubileo.