EJERCICIOS MARGINALES
Luis Xavier López Farjeat
Ensayo
Los libros de Homero.
Luis Xavier López Farjeat
Ensayo
Los libros de Homero.
México, 2007.
139 págs.
Los libros de Homero no dejan de sorprender con su catálogo. Ahora publican un verdadero compendio de ideas sobre arte, filosofía, letras, música y Dios.
En la primera parte del libro López Farjeat se enfrenta a la pregunta sobre la esencia del arte y su transfiguración a partir de la cultura pop. El duelo radica en la concepción que el Romanticismo poseía del arte.
Bajo el mismo tenor, profundizando en la fuerza de la literatura, el autor nos arroja desde las palabras hacia Dios y muestra la razón de ser de Cristo. Retoma ciertos poemas de César Vallejo donde el acercamiento que este hace de la divinidad en sus textos son una clara «proyección de una profunda vivencia religiosa».
Termina sus ejercicios enfrentándose a un tema polémico: Fe y razón. En un auténtico afán por desentrañar las palabras que Juan Pablo II redactó en la Encíclica del mismo nombre, encara a Derridá y el escepticismo posmoderno.
Confieso que las partituras de Schönberg en el Preludio y Epílogo, así como los cuadros al finalizar los apéndices me cautivaron. «La música es una teología. Es la imagen sin imagen, la presentación al desnudo del Absoluto».
En la primera parte del libro López Farjeat se enfrenta a la pregunta sobre la esencia del arte y su transfiguración a partir de la cultura pop. El duelo radica en la concepción que el Romanticismo poseía del arte.
Bajo el mismo tenor, profundizando en la fuerza de la literatura, el autor nos arroja desde las palabras hacia Dios y muestra la razón de ser de Cristo. Retoma ciertos poemas de César Vallejo donde el acercamiento que este hace de la divinidad en sus textos son una clara «proyección de una profunda vivencia religiosa».
Termina sus ejercicios enfrentándose a un tema polémico: Fe y razón. En un auténtico afán por desentrañar las palabras que Juan Pablo II redactó en la Encíclica del mismo nombre, encara a Derridá y el escepticismo posmoderno.
Confieso que las partituras de Schönberg en el Preludio y Epílogo, así como los cuadros al finalizar los apéndices me cautivaron. «La música es una teología. Es la imagen sin imagen, la presentación al desnudo del Absoluto».
