Morfina
Mijaíl Bulgákov
Cuentos
Anagrama. Barcelona, 2002. 174 págs.
Mijaíl Bulgákov
Cuentos
Anagrama. Barcelona, 2002. 174 págs.
Fórceps, tijeras, cloroformo, sierras y un sinfín de medicinas e instrumentos quirúrgicos quedarán grabados en la mente del lector de esta pequeña colección de historias médicas, autobiográficas, en la que no faltan reflexiones acerca de la soledad, la angustia del hombre ante el dolor o la del médico solo y joven ante la responsabilidad de salvar una vida humana.
Antes de iniciar su andadura literaria, Bulgákov (Kiev, 1891) empezó su carrera profesional como médico rural de 1916 a 1917. De esa experiencia surgieron ocho relatos cortos en los que nos traslada a una perdida región rusa donde se entremezclan graciosas historias de campesinos con descripciones del sufrimiento humano físico y moral, incluyendo el suyo propio.
«Morfina», relato que da título al libro, nos lleva al drama de un supuesto amigo suyo atrapado entre las garras de una de las drogas más eficaces conocidas hasta ese momento. Contado en tercera persona, Bulgákov narra de forma novelada su propia y traumática experiencia de vivir bajo la droga, de la que logró escapar en 1919.
Alabado por el régimen soviético de los veinte, Bulgákov será considerado un traidor a partir de los treinta. Hoy se puede incluir, sin lugar a dudas, entre los clásicos de la literatura universal.
Antes de iniciar su andadura literaria, Bulgákov (Kiev, 1891) empezó su carrera profesional como médico rural de 1916 a 1917. De esa experiencia surgieron ocho relatos cortos en los que nos traslada a una perdida región rusa donde se entremezclan graciosas historias de campesinos con descripciones del sufrimiento humano físico y moral, incluyendo el suyo propio.
«Morfina», relato que da título al libro, nos lleva al drama de un supuesto amigo suyo atrapado entre las garras de una de las drogas más eficaces conocidas hasta ese momento. Contado en tercera persona, Bulgákov narra de forma novelada su propia y traumática experiencia de vivir bajo la droga, de la que logró escapar en 1919.
Alabado por el régimen soviético de los veinte, Bulgákov será considerado un traidor a partir de los treinta. Hoy se puede incluir, sin lugar a dudas, entre los clásicos de la literatura universal.
