Todos somos Filántropos. Entrevista a ANA MARIE ARGILAGOS

De los Rockefeller a los Ramírez. Menos de 1% de los fondos
filantrópicos en Estados Unidos se destina a la comunidad
latina. Por este motivo, esta red busca crear sus propia riqueza y
fundaciones, que contribuyan a impulsar a la comunidad hispana.

Hispanics in Philantropy es una red mul
tinacional de organizaciones sin fines de
lucro con base en Estados Unidos, orien
tadas exclusivamente a impulsar a los latinos.
Con más de 40 años, agrupa a más de 1,000 or
ganizaciones, con un potencial de más de 1,500
millones de dólares en generación de riqueza, y
más de 600 proyectos financiados a través de su
programa HIPGive.
Su presidenta, Ana Marie Argilagos, es una
ferviente promotora de una clase integral de
filantropía, que no se limita a dar donativos
de corto plazo, ni a seguir los objetivos de la
Responsabilidad Social Corporativa. Para ella,
el verdadero cambio se obtiene generando un
movimiento, que involucre a toda la comunidad
en la recaudación y aplicación de recursos, en
su propio beneficio.
La filantropía es para todos, y nadie mejor que
la gente para saber dónde invertir para igualar
las oportunidades y buscar la prosperidad para
todos. Con una trayectoria de más de 30 años
en este campo, Ana Marie es una promotora de
la hispanidad en suelo estadounidense. Por ello
busca siempre mejores formas de hacer filan
tropía a través de estudios e investigación, para
provocar un verdadero cambio de sistema, tanto
en Estados Unidos como en América Latina.
Cuando se piensa en líderes
empresariales filantrópicos, se tiende
a pensar que esto consiste sólo en
buena voluntad y regalar dinero. ¿Cómo
definirías la filantropía?
En realidad, una buena parte viene de la buena
voluntad, pero es mucho más que dinero. En
cuanto a la filantropía, la etimología de la pala
bra es «amor a la humanidad». Así que consiste
en cómo compartes, cómo das. Nosotros lo lla
mamos el «corazón colectivo». Ese es el nombre
del movimiento, de la comunidad que estamos
creando. Es un corazón: se trata de amar a
tu familia y a tu comunidad en general, pero
también se trata de trabajar colectivamente y
de la responsabilidad que tienen los unos con
los otros para tener un mundo justo, en el que
no sólo unos pocos estén bien, sino que todos
prosperen.
Para mí esto tiene muchos aspectos. Puede
tratarse de conseguir dinero y es la cara más
evidente, la cual se estudia y se mide. Cuando
estudias y mides algo, le estás dando importan
cia. Lo que me encantaría hacer a través de es
cuelas como el IPADE es estudiar y medir otras
cosas: el voluntariado, las remesas –dar a tu pro
pia familia–, dar tu propio tiempo. No se trata
solo de dar dinero, sino de ofrecer oportunida
des, conectar a la gente.
Hay muchas maneras de dar, pero la filantro
pía como espacio, como campo, no se ha estu
diado lo suficiente, incluso en Estados Unidos.
Es un sector bastante nuevo en las universida
des y muy pocas personas que conozco en este
campo han estudiado a la filantropía… llegaron
por casualidad, y la aprecian como espacio para
lograr un cambio.
Creo que hay mucho que aprender de la teo
ría y me alegro de que eso esté comenzando y
espero que se desarrolle más, porque podemos
evitar muchos errores que se han cometido en
filantropía en el pasado.
Es muy interesante hablar de la
filantropía más como un espacio y no solo
poner dinero en efectivo. ¿Cuáles son los
principales retos y oportunidades a los
que te enfrentas actualmente en el sector
de la filantropía?

Algunas cosas son diferentes en Estados Unidos
y América Latina, otras son iguales. Creo que lo
que estamos experimentando ahora mismo en
Estados Unidos es una reacción violenta contra
la diversidad, la equidad y la inclusión. Tenemos
a la Corte Suprema, que el año pasado tomó una
decisión muy fuerte, en contra de estas ideas.
Entonces hay mucha gente corriendo asustada
en el medio de la filantropía y las fundaciones,
y están borrando todo lo que tiene que ver con
la raza y las etnias.
Por ejemplo, antes solía hablarse de justicia
racial. Ahora sólo se habla de hacer justicia,
porque no quieren hacerse visibles ante la ad
ministración Trump. Así que eso es con lo que
estamos luchando, es un tema importante ac
tualmente.
Pero algunos de los problemas recurrentes tie
nen que ver con que las fundaciones a menudo
tienen una teoría de cambio con la que están
comprometidas, es su estrella polar. Las teorías
de cambio son bien intencionadas y suenan muy
bien para quienes estamos sentados en estos
asientos que tú y yo ocupamos, pero no se hacen
en conjunto con la gente en la comunidad.

Es emocionante
ver cómo una
comunidad se une
bajo un movimiento
y comprende que
puede cambiar,
trabajando juntos.

Con demasiada frecuencia, la organización
filantrópica, desde el personal hasta los fidei
comisarios, la junta directiva, son personas con
muchos privilegios. Su experiencia de vida es
muy diferente a la de la comunidad, y lo que a
ellos les parece racional y sensato, no lo es para
las personas que están en posiciones vulnera
bles, a las personas indígenas, LGBTQ, personas
mayores o a los más jóvenes. Por lo tanto, defini
tivamente hay barreras, porque existe una falta
implícita de diversidad de experiencias. Hay
prejuicios raciales, y eso también puede llevar a
lo que llamamos microagresiones raciales, que
son pequeños trozos de racismo que ocurren a
diario. Estas interacciones se acumulan y con
ducen a efectos verdaderamente dañinos en las
personas que los experimentan.
Así que todo esto es muy difícil. En Estados
Unidos también hay problemas en torno a los
impuestos y a cómo las fundaciones son o no
gravadas, incluyendo a las corporativas y a los
individuos.
Gran parte del dinero que vemos en la filan
tropía proviene cada vez más de individuos y
no de fundaciones, a través de los fondos ase
sorados para donantes (donor-advised funds),
que son como cajas secretas en las que puedes
poner todo tu dinero, un millón o 100 millones
de dólares, y puedes detenerlo allí. Obtienes una
gran deducción de impuestos, pero no puedes
sacarlo. Es dinero que queda encerrado ahí du
rante mucho tiempo. Algunas fundaciones están
presionando para que haya legislación que bus
que una mayor transparencia en estos fondos, y
que, si estás obteniendo una deducción de im
puestos, ese dinero se destine a la comunidad.
Por su parte, en América Latina hay mucha
filantropía que está sucediendo de persona a
persona. Es una filantropía informal. Me encan
taría que se estudiara más la filantropía infor
mal, tanto en América Latina como en Estados
Unidos y el Caribe, porque eso pasa, que confia
mos más entre nosotros que en las instituciones.
Dar dinero a una institución se siente incómodo
para algunos.
Las fundaciones corporativas son muy fuer
tes, las fundaciones familiares en América
Latina, pero la teoría de cambio a menudo se
basa en el interés corporativo de la entidad o de
la familia, o muy a menudo no aborda el cambio
de sistema.
Para mí la mejor filantropía es la que se hace
con personas con experiencia viva de la comuni
dad y es una que ofrece apoyos generales para
que la comunidad pueda ejercerlo de forma más
flexible, porque la gente conoce mejor sus nece
sidades.
Uno de los desafíos que mencionas
tiene que ver con la conexión con las
experiencias reales vividas por los
grupos específicos a quienes estás
tratando de ayudar. ¿Qué estrategias
sugerirías a los líderes empresariales,
las empresas o las fundaciones de la
sociedad civil para tratar de romper esas
barreras y tender esos puentes? En tu
experiencia con hispanos, ¿qué historias
de éxito podrían servir de ejemplo?
Hay muchos casos de éxito. Lo que me viene a
la mente de inmediato es el crowdfunding y los
círculos de donantes. Están por todas partes, y
están creciendo, así que hay que prestar aten
ción. ¿Qué están financiando? Porque es gente
de la comunidad la que organiza lo que en Mé
xico le llaman tandas. Sigue su ejemplo, porque
son personas de la comunidad.
Aún mejor es incluir a la comunidad en tu
junta de gobierno. Si esto es demasiado, crea un
consejo consultivo, lleva a los jóvenes a estas jun
tas, porque tienen muy diferentes experiencias
y formas de ver el mundo. Crea un consejo muy
intergeneracional. Son métodos de gran relevan
cia, porque la gente comienza a exponerse a las
ideas de los demás, empieza a conectarse. Estás
empezando a romper esas barreras que creo que
son las mismas en todas partes, como la falta de
confianza. Esos son buenos primeros pasos.

Para mí la mejor
filantropía es la
que se hace con
personas con
experiencia viva
de la comunidad
y es una que
ofrece apoyos
generales para
que la comunidad
pueda ejercerlo de
forma más flexible,
porque la gente
conoce mejor sus
necesidades.

 

Una cosa más: comienza a hablar con la junta
directiva sobre el cambio de sistema. Eso re
quiere paciencia y una forma diferente de ver y
medir los resultados y el impacto. Es posible que
el resultado pueda apreciarse solo en el largo
plazo. Es decir, hay algunas cosas que finan
ciaste en 2001, de las que ahora tal vez puedes
ver los resultados. Se necesitan una o dos dé
cadas para ver cómo el cambio en los sistemas
comunitarios realmente se arraiga.
Por lo tanto, generar una perspectiva de largo
plazo acerca de los resultados y a la vez entender
que habrá cosas que atender en el corto plazo,
que son realmente importantes, porque la gente
tiene hambre, o no tiene hogar, los niños tienen
que ir a la escuela, necesitan recreación. Por lo
tanto, hay cosas que son urgentes e importantes
ahora y tienen fondos destinados a ello, pero
también debe haber fondos para el cambio de
sistema, objetivos que se lograrán en el futuro.
Es un gran desafío para la mentalidad de
la gente de negocios, tener esa visión de
largo plazo en sus proyectos filantrópicos.
Es un gran consejo. ¿Qué pueden hacer
las escuelas de negocios y de educación
empresarial para ayudar en la promoción
de este tipo de acciones?
Me encanta esa pregunta. Como sabes, tenemos
personal en México, y hemos estado jugando
con la idea de conseguir el interés para desa
rrollar un plan de estudios de filantropía en las
escuelas de negocios y en las escuelas de polí
tica pública. ¿Qué significa esto? Desarrollar al
gunas clases que luego se podrían ofrecer para
que las personas, cuando se gradúen y lleguen
a sus empleos, no desconozcan el tema. Se es
pera que sean buenos ciudadanos corporativos,
pero no tienen un plan de estudios, no tienen la
experiencia.
Me encantaría trabajar con ustedes en el de
sarrollo de un plan de estudios. ¿Qué es una
buena filantropía corporativa? ¿Cuál es la teo
ría detrás de esto? ¿Qué debes tener en cuenta?
De hecho, la filantropía corporativa es muy
diferente, porque al final tienes stakeholders y
legalmente tienes que beneficiarlos. Así que tie
nes diferentes intereses. En América Latina no
he visto muchos currículos de filantropía que
aborden esto.
Del mismo modo, las políticas públicas. Aque
llos de ustedes que están haciendo maestrías en
Administraciones Pública, ¿cómo hacen agen
das que tengan en cuenta a la comunidad, el
gobierno, la filantropía, el sector privado. Hay
formas de desarrollar programas e ideas que
sean ganar, ganar, ganar, ganar.
En efecto, debemos tratar de que nuestros
estudiantes salgan de las escuelas con
una mentalidad adecuada. Además del
conocimiento técnico de cómo hacer
filantropía de manera eficiente, ¿hay
ciertas cualidades blandas esenciales
que harían que la filantropía tuviera más
impacto, o que sean necesarias para que
los líderes empresariales la practiquen?

En ese sentido, no debe pensarse en un curso
extracurricular, una clase fácil. Debería ser una
clase obligatoria y ser difícil. En esencia, es una
labor relacionada con los negocios. Es decir, al
gunas personas sienten que capitalismo es una
palabra sucia. Creo que es una palabra impor
tante. Así son nuestras economías, así se cons
truyen nuestras sociedades. ¿Cómo hacemos
que el capitalismo sea inclusivo? ¿Cómo hace
mos que funcione para todos?
Estas son clases que deberían ser obligatorias
y en el nivel básico. ¿Quieres dedicarte a los ne
gocios? ¿Cómo haces que los negocios funcionen
para nuestras comunidades? De lo contrario,
vamos por un camino muy resbaladizo, porque
terminarás trabajando para el 2% de la pobla
ción, y el 98% sentirá que no hay justicia. Si no
hay justicia, es muy difícil tener paz: nos afecta
a todos, por ello debería ser una programación
obligatoria.
No sólo debe ser requerida, sino que
debe estar integrada con el resto de la
educación empresarial o de políticas
públicas: aprender a tener esa mentalidad
de colaboración.
Y deberíamos estar incorporando el clima y la
sostenibilidad también.
Exactamente. Ahora quisiera contrastar
tus experiencias trabajando tanto en
Estados Unidos como en América Latina.
A menudo tenemos la impresión de que
siempre estamos un paso atrás en esta
región, incluso respecto de la diversidad,
la equidad y la inclusión, cuando la
tendencia política en Estados Unidos
ya viene de regreso. ¿Cuáles son las
principales fortalezas y desafíos que ves
en ambos contextos?

Lo que me
encantaría hacer a
través de escuelas
como el IPADE es
estudiar y medir
otras cosas: el
voluntariado, las
remesas, dar tu
propio tiempo.
No se trata solo
de dar dinero,
sino de ofrecer
oportunidades,
conectar a la gente.

Estás siendo demasiado duro contigo mismo.
Hay cosas en las que estamos adelante, y otras
en las que Latinoamérica está más avanzada.
En otras, está dando el salto para alcanzarnos,
porque no tiene las mismas barreras en primer
lugar, así que puede llegar más lejos.
Acabo de estar en México la semana pasada.
Siempre es increíble para mi observar lo posi
tivo. Estuvimos trabajando en un coworking
llamado Co-Madre, y pude observar a todos los
jóvenes en ese espacio de trabajo, y todas las
cosas increíbles que están sucediendo, donde
pueden reflexionar a través de una lente in
terseccional, porque entienden que todo está
relacionado. Creo que ustedes están realmente
adelantados en el enfoque interseccional, y eso
es fantástico.
Es posible que estemos por delante en la inclu
sión y equidad. Hace apenas 10 años ibas a Mé
xico y hablabas de racismo y la gente respondía
que no, que no eran racistas, sino clasistas. Hoy
activistas como Pepe Aguilar y organizaciones
como Racismo MX han dejado muy claro este
tema, al señalar quién está en posiciones de po
der mayoritariamente: los mexicanos de piel más
clara, no los indígenas o los más morenos. Ahora
hay una comprensión de esto, y cuando tienes
entendimiento, entonces puedes abordarlo. Eso
es fantástico. Veo mucho potencial para que las
cosas cambien, mientras que en Estados Unidos
todavía estamos lidiando con esto.
Hemos tenido algunas comunidades donde
se comenzó a hablar del pago de reparaciones
a los exesclavos, porque en esa condición no
pudieron tener tierras ni propiedades: así se
perdieron varias generaciones de creación ri
queza. Entonces se empezó hablar de recibir re
paraciones para que pudieran estar en la misma
línea de salida. Pero, como dije, hoy existe una
reacción violenta contra eso. Así que no estoy
segura de hacia dónde vamos.
Hay ciclos para todos nuestros países. Creo
que es muy interesante que todos nos estemos
observando. Este año se dieron varias eleccio
nes en Estados Unidos y América Latina, y se
están promoviendo ideas diferentes. Hay que
prestar mucha atención. Algunos gobiernos son
más amigables con la sociedad civil que otros.
¿Qué significa eso para las comunidades? La
sociedad civil es realmente un punto de referen
cia. ¿Qué tenemos que hacer? El trabajo que no
puede hacer el gobierno ni el sector privado: un
espacio intermedio para que la comunidad real
mente tenga voz.

Es muy interesante lo que haces con los
hispanos, porque supongo que tienes
que ver muchos contextos diferentes. El
entorno cultural, institucional y político
de Estados Unidos es muy diferente al
mexicano o al de cada país de América
Latina…
La filantropía es un poco diferente, depen
diendo de dónde te encuentres. En América
Latina, somos uno de los mayores donadores
en temas como la equidad de género. Estamos
canalizando mucho dinero a través de nuestro
crowdfunding, de nuestros círculos de donado
res, de los diferentes fondos que los donantes
confían en encauzar a través de nosotros.
No tenemos nuestra propia Fundación, nues
tro propio patrimonio, pero trabajamos con
dinero de donantes de alto poder adquisitivo,
fundaciones y donantes cotidianos. Eso es
gran parte de nuestro trabajo. La lucha contra
el racismo es muy importante. El trabajo con
mujeres y personas LGBTQ es muy amplio. En
Estados Unidos somos más un convocante, un
educador, estamos usando todo nuestro cono
cimiento y práctica, tratando de transformar
la filantropía, para que se convierta más en un
poder para el bien.
Recientemente estamos trabajando en la in
versión de impacto. Tenemos un fondo de capi
tal de riesgo, porque nos dimos cuenta de que
la riqueza se acumulaba en familias e institucio
nes que no se parecían a nosotros. Eran los Roc
kefeller, los Ford, los McArthur, no los Gutiérrez
ni los Ramírez. A través de este fondo de capital
de riesgo, que se llama Inicio Ventures, estamos
creando riqueza, al invertir dinero en fundado
res y startups, negocios que son sostenibles y
buenos para la comunidad. Estoy feliz por eso.

Me siento muy
optimista, porque
hay una creciente
comprensión de
que todos somos
filántropos. No
se trata solo de
los grandes, sino
que todos somos
filántropos y todos
tenemos poder.

Así que hay un doble resultado final. Estamos
invirtiendo nuestro talento con la esperanza y
la aspiración de que algunos de estos negocios
tengan mucho éxito y luego operen fundaciones
con gente de nuestra comunidad. Este es un
trabajo que me entusiasma mucho y que em
pezamos justo después de la pandemia, porque
durante ella muchas de nuestras familias per
dieron mucho dinero.
Entonces, ¿cómo creamos oportunidades para
generar esta riqueza? Cambiando la forma en
que opera la filantropía, para aumentar los recur
sos y luego invertirlos en las comunidades. Es lo
que estamos haciendo. Es un bonito círculo.
¿Ves que esto se desarrollará en el futuro
en América Latina?
Absolutamente. Veo que este modelo funciona
muy bien. Los números en Estados Unidos son
muy duros, porque en Estados Unidos apenas
1% de los dólares de capital riesgo se invierten
en nuestras comunidades. Por ello la gente tiene
que pedir préstamos a la familia, a los amigos,
para empezar sus negocios. Entonces, ¿cómo ni
velamos el campo de juego?
También sucede con la filantropía. Menos del
1% de los fondos filantrópicos, y eso que hemos
estado rastreando los datos durante 40 años,
van a las comunidades latinas. Eso es un pro
blema, porque también está sucediendo con los
dólares del gobierno. Los latinos en Estados Uni
dos, no recibimos una proporción equitativa de
los fondos del gobierno.
Cuando vimos que todos estos diferentes
sectores estaban invirtiendo tan poco en la co
munidad latina en Estados Unidos, las mismas
proporciones minúsculas, supimos que tenía
mos que trabajar en todo un sistema, no solo
en un espacio, sino realmente generando todas
estas palancas. Esto también se puede trabajar
en los sistemas de México, Costa Rica y Colom
bia. Creo que el trabajo de cambio de sistema, el
trabajo de innovación con las comunidades es
donde hay mucho poder.
¿Cómo ves el futuro de la filantropía en
los próximos años?
Me siento muy optimista, porque hay una cre
ciente comprensión de que todos somos filántro
pos. No se trata sólo de los grandes, sino que
todos somos filántropos y todos tenemos poder.
Mi hija y mi mamá se ven a sí mismas como
filántropas.

Estamos invirtiendo
nuestro talento con
la esperanza y la
aspiración de que
algunos de estos
negocios tengan
mucho éxito y luego
operen fundaciones
con gente de
nuestra comunidad.


Es emocionante ver cómo una comunidad
se une bajo un movimiento y comprende que
puede cambiar, trabajando juntos. Es más
fácil recaudar dólares colectivamente, por
que tenemos muchos tipos de plataformas.
Ahora tenemos círculos de donantes, tenemos
crowdfunding, tantas formas de juntar dinero. Si
somos capaces de generar un plan de estudios
en instituciones como el IPADE, podemos desmi
tificar e instruir en que se puede ser tanto un
buen filántropo como una buena corporación.
Este enfoque interseccional de poder hacer am
bas cosas es realmente poderoso. 

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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