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La formación ejecutiva necesita ser más flexible. Dipak C. Jain

La educación en administración debe ser más ágil, a la medida del alumno y más centrada en la tecnología para adaptarse a los nuevos tiempos.
 
Durante su visita por el 50 aniversario del IPADE, el dean de Sasin Graduate Institute of Business Administration en Bangkok, quien también ha sido dean del INSEAD y de Kellogg School of Management, compartió su visión de cómo deberá ser el futuro de la educación en administración y de las escuelas especializadas en el mundo. La tecnología, el costo y el tiempo son factores que están cambiando en la enseñanza.
Con toda su experiencia como decano de decanos y su conocimiento sobre el IPADE, ¿qué le recomendaría para los siguientes 50 años?
Me gustaría que explorara, como lo hicimos en Kellogg, si puede tener algunos programas conjuntos con otras instituciones en diferentes partes del mundo, como el programa de Kellogg en Hong Kong, en Alemania y otros, para que sus estudiantes conozcan más. Buscar que se trate de un programa de título conjunto o que los estudiantes de otras universidades obtengan un certificado del IPADE y los del IPADE consigan un certificado de otras instituciones. Sugiero explorar algún tipo de cooperación global, porque han creado una muy buena marca hasta hoy. Inicien en América y después extiéndanse a Europa o Asia, pero podrían iniciar en este continente.
Por lo que he visto y escuchado en mis visitas al IPADE, considero que también han construido una red muy sólida de programas sin grado. Personalmente creo que es un verdadero acierto, pues no todas las personas van a estudiar una MBA en el futuro.
Otro aspecto que podrían considerar es tener una oferta flexible, porque cada día hay más demanda al respecto. Lo que quiero decir con una oferta flexible es que el IPADE ya tiene muy buenos programas que no necesariamente ofrecen un grado, entonces ¿se pueden transformar de algún modo en créditos para cursos? Así, la gente que ha tomado “x” programa del IPADE lo transforma en créditos y, con esos créditos y algunos otros que tomen, pueden obtener un MBA ejecutivo o algún tipo de título.
Estoy seguro de que ha llegado el momento de que hagamos de la educación ejecutiva “sin título” un producto con certificación. Porque tenemos tres misiones en una escuela de negocios: la creación de conocimiento a través de la investigación, la transmisión de conocimiento mediante la enseñanza y la certificación del conocimiento, pues se puede dar un título de maestría o un diploma.
Cuando la gente viene por programas sin grado, obtiene un diploma o un certificado, pero si quieren convertir esos certificados en un título, ¿podemos pensar en ofrecer esos programas, de manera que posteriormente, si estamos en un periodo de cinco años, se deban tomar algunos cursos para convertirlos en el plan de estudios regular? Además, se pueden tomar otros programas y tener un MBA de medio tiempo más flexible, algo que le dé opciones al candidato en cuanto a lograr sus aspiraciones.
 
Este movimiento contra la globalización, contra el libre comercio, ¿cree usted que sea solo temporal? No va con la tendencia de los últimos 50 años. ¿Considera que es un retroceso?
No, creo que estos políticos están tratando de crear una diferenciación de una dimensión que está ahí. Como dicen: en la madre naturaleza, el agua siempre encuentra su nivel, cualquiera que sea. Creo que los seres humanos encontraremos una manera de hacer las cosas muy bien. Tenemos que buscar efectividad y eficiencia. Creo que revertir la tendencia sólo puede crear consecuencias negativas, en lugar de algo positivo. A largo plazo, tenemos que subirnos a la ola de la globalización, debemos saber que estamos en el negocio de desarrollar el talento humano, ese es nuestro producto principal, y debemos tratar a las empresas y a los gobiernos como nuestros socios. ¿Cómo les podemos ayudar? La tecnología puede ser una herramienta, muchos otros factores nos pueden ayudar, pero lo principal es que los seres humanos no se pueden sustituir, van a seguir ahí y debemos hacer nuestro mejor esfuerzo por lograr su desarrollo.
 
¿Hoy cuáles son los principales retos de las escuelas de negocios?
En cuanto a las escuelas de negocio, hay dos partes. La primera, el futuro de las escuelas de administración y la segunda tiene que ver con la educación en administración en general. Déjeme darle mi perspectiva de lo que está pasando. Primero, realmente creo que las escuelas tienen que volverse más internacionales; tanto recibiendo más estudiantes de diferentes países, como atrayendo más instructores, académicos y otros invitados internacionales. El mundo, para mí, está perdiendo sus fronteras, así que los estudiantes que se gradúan del IPADE mañana pueden estar en España, en Luxemburgo, en Asia o en otros lugares. Entre más exposición global demos a los estudiantes, mejor los prepararemos para el futuro.
La segunda cosa que realmente considero es la duración de los programas. Creo que hay una tendencia más hacia los programas de un año en lugar de dos. El tiempo para mí se ha vuelto crítico y, si se ve el mundo, muchas escuelas, especialmente las nuevas, están pensando más en programas de un año.
El tercer aspecto para las escuelas de administración es que los grados de maestría en administración (MBA) van a seguir ahí, pero las escuelas deben pensar en programas más especializados, y éstos deben ser coherentes con la duración de un año. Por ejemplo, maestrías en atención de la salud, en bienes raíces, en administración hotelera y en administración de la riqueza privada; programas de maestrías especializadas de un año. Creo que esa será la norma, porque a mucha gente le gustaría tomar un MBA pero, como se ha dicho previamente, tienen algunas aristas.
La cuarta tendencia que veo en las escuelas con MBA y, no creo que sea preocupante para el IPADE, es que considero que el mercado se va a segmentar. Esto quiere decir: valor de marca y valor del dinero. Como valor de marca, me refiero a las mejores escuelas como Harvard, Stanford, MIT, Kellogg, Chicago, Columbia, Wharton, INSEAD y otras. Esas escuelas tienen una demanda interminable, porque a los estudiantes les encanta ir por la marca, que les puede ayudar a obtener el salario y el prestigio que buscan. La reputación es la moneda de cambio.
El segundo segmento serán las escuelas estatales, que también tienen una muy buena calidad en su cuerpo docente y la colegiatura es más accesible. Es lo que llamo valor por el dinero. Ahora, por lo menos en Estados Unidos, creo que hay escuelas entre las dos, que son instituciones privadas con colegiaturas altas: lo cual las deja a dos fuegos. Deben pensar en nuevas ofertas y mi recomendación es que desarrollen programas de maestría especializados, en lugar de depender de los MBA tradicionales. Esto no quiere decir que los MBA desaparezcan de ellas pero, dado su posicionamiento, pueden pensar en buenos programas de maestría.
La otra cuestión es un poco más radical, pero creo que es momento de volver a considerar si la educación en administración es un tema de posgrado o bien crear muy buenos y rigurosos programas de licenciatura en administración. ¿Podemos pensar en una licenciatura en administración que sea tan analítica como la maestría? Dado que la duración es de cuatro años, pueden egresar como muy buenos candidatos para un trabajo y, posteriormente, se convertirán en candidatos para un MBA ejecutivo.
Estoy considerando esto. Nunca fui partidario de programas de MBA en nivel licenciatura, por lo menos no con el mismo rigor. Si quieren incursionar en administración, podríamos crear un grado de licenciatura, yo diría más duro, basado en la ciencia; que tuviera tanto rigor académico como relevancia para los negocios. Posteriormente, cuando tengan algo de experiencia, podrían tomar el MBA ejecutivo, o algún otro programa ejecutivo, como el Advanced Management Program (AMP) de Harvard.
 
¿De qué manera la tecnología está poniendo retos a las escuelas de negocios? ¿Está cambiando el modo como enseñan y como capacitan a los académicos?
Aún no estoy convencido de que la tecnología vaya a reemplazar a la enseñanza en los salones de clase. Lo que creo es que la tecnología puede hacer que la experiencia educativa sea más eficaz, ayudar a la experiencia en el salón de clases o enriquecerla, porque no deberías perder tiempo en recibir fundamentos básicos. Así es como puede ayudar la tecnología: es una herramienta que también se traducirá en conocimiento. Esto nos lleva a mi segunda inquietud: el aprovechamiento. Algunos cursos se pueden tomar a través de la tecnología, lo que ayudará a reducir la duración de los programas.
Entonces, si nos preocupa el tiempo, la tecnología será un apoyo para conseguir un programa MBA eficaz. Como las nuevas generaciones conocen muy bien la tecnología, pueden aprender estas cosas a través de medios electrónicos y hacer la enseñanza en el salón de clases más interactiva. Estoy a favor de la tecnología y lo que pueda traer, pero no pienso en ella como un sustituto de la experiencia en el salón de clases.
 
La tecnología está avanzando muy rápido y a veces nos damos cuenta de que los estudiantes saben más sobre la tecnología que los académicos. ¿Cómo se capacita a los académicos en esta tecnología para que les sigan el paso o para que lleguen a un nivel superior que los estudiantes?
Creo que se trata de administrar y fijar expectativas. Es más difícil hacer que los académicos cambien su estilo de enseñanza que hacerle saber a los alumnos que saben mucho de tecnología. Yo sentaría a estudiantes y al catedrático a cargo del programa a dialogar sobre lo que esperan del profesor. Si hay cosas que se necesitan ahora, podemos crear un programa breve para los académicos con el fin de cubrir los aspectos mínimos que requieren.
Creo que ha llegado el momento. Si me preguntan, no me siento cómodo enseñando un curso de MBA. Todavía, en uno de MBA ejecutivo, los alumnos son de mi tipo, pero en el MBA de tiempo completo tienen muchas tablas y no creo poder lidiar con ellos. No es que no pueda enseñar o que no conozca el contenido: se trata más bien del estilo pedagógico.
También cambia el lenguaje. Podría funcionar que los académicos jóvenes enseñen las materias principales y los académicos veteranos enseñen las optativas. La segunda forma es tener un grupo de consultores en tecnología que sean un recurso para los académicos, quienes pueden acudir a ellos para decirles “esto es lo que piden los estudiantes” y ellos los puedan asesorar. Pero también es un grupo de expertos en tecnología que apoya a los estudiantes y que se comunica con ellos y con los académicos. Son los intermediarios, no se necesitan muchas personas. Además, no estoy seguro de cuántos académicos decidirían aprender esas cosas ahora.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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