Suscríbete a la revista  |  Suscríbete a nuestro newsletter

Globalización se escribe en inglés

La influencia de la lengua inglesa en el orbe hunde sus raíces en el dominio del comercio internacional a bordo de los buques ingleses y se disemina después gracias al motor económico de los Estados Unidos. Hoy llega a los hogares y a la mente de la población mundial a través de los medios de comunicación, el internet y la tecnología. Pero la lengua no llega sola, trae una carga de…
En el ámbito cultural, utilizar una lengua común supone acoger toda la tradición que ha dado origen y sentido a esa manera específica de hablar. Por ejemplo, durante la hegemonía de Alejandro Magno, la lengua griega que se hablaba en Macedonia (la parte continental de Grecia), unificó el imperio y a través de ella se difundieron también la literatura, las olimpiadas, la filosofía, la cosmovisión, la mitología, el sentido de belleza y armonía, las ciencias y las artes, todo un estilo de vida.
A la lengua griega se sumó el latín, pues al morir Alejandro (330 a.C.), se dividió su imperio y Roma, fundada 500 años antes, mandó ejecutar a la familia real, salvo una hermana de Alejandro, desposada con Casandro. Sobre las cenizas de Macedonia Roma consolidó la primacía política en el Mediterráneo y comenzó la época helenista en el Imperio Romano que manejaba dos lenguas: en lo político, administrativo y militar, el latín, difundido sobre todo por militares y gobernantes; mientras que muchos ciudadanos y súbditos de Roma mantuvieron el griego como lengua común, en medio de una inmensa variedad de lenguas.
Seis siglos después, cuando Constantino hizo las paces con los cristianos (330 d.C.), el latín adquirió más fuerza al ser adoptada como lengua oficial por la Iglesia en Occidente y por los letrados en filosofía, teología y otras ciencias. Este contexto heredó la Edad Media, con los estilos de vida y la configuración de la llamada cultura greco latina y cristiana.
Con el Renacimiento y la Edad Moderna, algunos filósofos se dieron cuenta que la manera de difundir más su forma de pensar era escribir en la lengua del pueblo y no de la élite más culta. Descartes consiguió ser conocido pronto gracias a que comenzó a escribir en francés; así su filosofía cubrió un amplio espectro en Europa y llegó hasta América. Otros filósofos siguieron su ejemplo y en varias naciones destacó algún filósofo representante, con la carga cultural que la propia lengua supone.
INGLÉS: LA CUARTA PARTE DE LA POBLACIÓN MUNDIAL
Hoy la lengua en boga es el inglés, dada la hegemonía de la Unión Americana, que ha continuado, con sesgo propio, la herencia del Reino Unido y del imperio británico que se extendió del siglo XVI al XX. El soberano de la pequeña isla formada por Inglaterra, Gales y Escocia, llegó a tener bajo su dominio casi una cuarta parte de la población mundial; una quinta parte de las tierras emergidas y las rutas de los mares del mundo.
Podemos considerar Canadá, el este de EUA, las colonias africanas (casi la mitad este del continente), otros enclaves del oeste africano, el sur y norte de la península arábiga, la India, Australia, Hong Kong y multitud de pequeños enclaves fundamentales para el paso de los barcos, como las Islas Malvinas y el Peñón de Gibraltar. La lengua inglesa marca la pauta en el mundo hace muchos años gracias al comercio que los buques ingleses llevaban por todo el orbe.
Una diferencia entre la época victoriana y la nuestra es que hoy la lengua inglesa trasciende el ámbito de los puertos internacionales y alcanza los hogares a través de la televisión, los medios de comunicación, el internet y hasta la mente de quienes tienen acceso al cine, la radio, los aparatos eléctricos y un sinfín de productos que se fabrican en países de habla inglesa, o en otros, pero que han encontrado en el inglés una manera de comunicarse: Japón, Alemania y los países nórdicos.
Otras lenguas tienen un número elevado de parlantes como el chino, el ruso y el castellano, pero su presencia cultural y económica no alcanza las dimensiones del inglés. El mandarín comienza a estudiarse en muchos lugares del mundo, pero generalmente por determinados intereses comerciales.
EL ESTOICISMO DEL GENTLEMAN
Vale la pena recordar el origen anglosajón de algunos aspectos culturales que hoy nos parecen ya familiares.
¿Cómo es el prototipo del inglés? Quizá la estampa clásica es la escena de las 5:00 pm, hora del té. Una elegante pareja, en un jardín con pasto muy bien cortado, se sienta ante una mesa con exquisito mantel de encaje, vajilla de porcelana china y cuchillería de plata. Se cuenta en broma que en la segunda guerra mundial, mientras un matrimonio tomaba el té se escuchó el fragor de una bomba cercana; los protagonistas se quedaron unos minutos impertérritos en silencio, hasta que él rompió la serena expectación con un simple: «querida, ¿serías tan amable de pasarme el azúcar, por favor?». Ese tipo de reacciones sólo se explican a la luz de una antigua filosofía griega: el estoicismo.
La Stoa, escuela fundada por Zenón en la Grecia del siglo IV a.C., tuvo bastante aceptación en el mundo grecorromano, especialmente entre la élite romana del siglo II d.C. Lo fundamental de esta tendencia filosófica es que no fue sólo una forma teórica de pensar sino constituyó un estilo de vida. Su doctrina se apoya en tres pilares: la filosofía de la naturaleza, la lógica y la ética que se deriva en una política, con un interés eminentemente práctico.
El estudio y asimilación del pensamiento estoico supuso, entre otros factores, una motivación de tipo religioso que buscaba un fundamento filosófico de tradición distinta a la platónica y a la aristotélico-tomista. En el siglo XVI, cuando Enrique VIII, rey de Inglaterra, decide romper relaciones con el Vaticano y se erige en la cabeza de la iglesia en sus dominios, no cambió ningún aspecto doctrinal ni ritual católico, pero, a partir del reinado de su hija Isabel I, el dogma anglicano se redujo y se buscaron nuevas formas de vivir el cristianismo.
La doctrina estoica fundamentó en buena medida la moralidad inglesa, junto con su afición por la naturaleza, la lógica y la política. El estoicismo dejó su huella en el mundo anglosajón y ayudó a configurar el modo de ser, los gustos, el estilo de vida y la manera de pensar especialmente del hombre inglés culto, del gentleman.
Recordemos cómo se desarrolla en el mundo anglosajón el interés por la lógica y la teoría del conocimiento, la ética y la política, que tienen una derivación práctica, por encima de otras disciplinas filosóficas más teóricas, como la metafísica. Podemos destacar por ejemplo, la atención dada en Inglaterra a la ética-política y al estudio de la naturaleza. Inglaterra es la cuna de Francis Bacon quien con su filosofía impulsó las ciencias naturales al promover los experimentos científicos y  empíricos.
CIENCIAS NATURALES Y LÓGICA MATEMÁTICA
Desde entonces esas ciencias se desarrollaron de manera independiente de la filosofía y lograron grandes avances. Les interesaba clasificar a los seres vivos y promover museos para darlos a conocer. Su gusto por la naturaleza se refleja en la intensa búsqueda de descubrimientos geográficos y el interés por develar la gama de realidades naturales. Si el lector recuerda la película de Capitán de mar y guerra: la costa más lejana del mundo,1 tiene la imagen del médico que se embarcó en el buque de guerra, contra la Francia napoleónica, con el fin de encontrar nuevas especies de animales; esta imagen representa bien el ánimo del inglés de aquella época.2
En cuanto a la política y la ética, aspectos fundamentales de la sociedad, el 4 de julio de 1776, tras la independencia de las 13 colonias inglesas se promulgó en Filadelfia la primera Constitución democrática en América con fundamento en el contexto político no monárquico que se debatía en Inglaterra y cuyas fuentes ideológicas fueron el liberalismo de los filósofos empiristas John Locke y David Hume, y de los ilustrados franceses. Muchas otras constituciones, incluida la mexicana, la han tomado como referencia.
El desarrollo de la lógica en el mundo anglosajón tomó una vertiente distinta al mundo latino, después de la Edad Media. Esta área de la Filosofía nació y se sistematizó en Grecia. Aristóteles encabeza una de sus grandes escuelas adoptada después por autores católicos como santo Tomás de Aquino, quien la transmitió a la tradición del pensamiento latino, o romano, y ha llegado hasta nuestros días.
La otra escuela y tradición filosófica es precisamente la estoica, con su lógica de proposiciones que dio origen a la Lógica Matemática contemporánea y puso los fundamentos para las modernas computadoras. El filósofo inglés más representativo, John Locke estudió, también la lógica proposicional, al igual que otros pensadores anglicanos como Joseph Butler, Richard Whately y John Henry Newman, todos ellos formados en la Universidad de Oxford.
LOCKE: CÓMO USAR NUESTRAS POTENCIAS INTELECTUALES
John Locke, (1632-1704), principal filósofo representante del empirismo inglés estudió filosofía, medicina, fisiología, anatomía, física y teología e intervino en la política de su tiempo; fue secretario del entonces Canciller de Inglaterra, lord Ashley Coopper, durante el reinado de Carlos II. Locke conoció el pensamiento de René Descartes cuando permaneció una temporada en Francia. Como era partidario de la monarquía parlamentaria, apoyó las iniciativas que buscaban ese ideal.
Sus intereses intelectuales tuvieron cuatro vertientes: la teoría del conocimiento dio origen a su obra más importante: Ensayo sobre el entendimiento humano (1690); los asuntos ético-políticos de manera práctica y teórica, por lo que escribió: Carta sobre la tolerancia y Dos tratados sobre el gobierno (1689); los temas religiosos, a los que dedicó la última etapa de su vida y escribió La razonabilidad del cristianismo; su cuarto interés fue pedagógico, que dio como fruto la obra: Pensamiento sobre la educación.
En materia gnoseológica se preocupa por estudiar el intelecto en sí mismo, sus capacidades, funciones y límites. No se enfoca tanto al objeto del intelecto sino al sujeto mismo y destaca el centro de interés de la filosofía moderna que llegó a su auge con el criticismo prusiano de Immanuel Kant.
Locke pretende establecer la génesis, la naturaleza y el valor del conocimiento humano, particularmente desea esclarecer los límites entre los que puede y debe moverse el intelecto humano, y conocer las fronteras que no puede atravesar, aquellos ámbitos que le son vedados.
El pensamiento de Locke es una síntesis de empirismo inglés tradicional y el racionalismo cartesiano, critica el innatismo (las ideas son de origen innato) y afirma el principio de la experiencia en todo tipo de conocimientos. De Descartes tomó el principio que considera que el único objeto del pensamiento humano es la idea.
Si esto fuera así de manera radical, no conoceríamos nada fuera de los productos de la propia inteligencia. En un contexto realista, el objeto del pensamiento es la realidad, mientras que la idea es su representación mental, un vehículo para acercarnos a la realidad. Sin embargo, Locke no llega al idealismo extremo pues las ideas proceden de la experiencia, por lo que la experiencia constituye el límite de todo conocimiento.
APARECE EL MUNDO DE LA OPINIÓN Y LA PROBABILIDAD
Locke retoma la postura cartesiana al decir que las cosas existen pero no puedo tener de ellas un conocimiento suficiente, pues nuestro intelecto es finito. Ante tal panorama, las posibilidades de que la mente humana pueda comprender que algo es verdadero está muy limitado. Aparece entonces el mundo de la opinión y de la probabilidad, por lo que a la mayoría de las afirmaciones hechas, se les puede presentar una contrapropuesta. De ahí el gusto inglés por escribir «ensayos», propuestas de solución que si bien el planteamiento es más humilde que el de los «tratados» que pretenden haberlo resuelto todo, dejan en ocasiones la impresión de que es muy difícil llegar a la verdad.
EL BIEN Y EL MAL NO SON SINO PLACER Y DOLOR
Para Locke, la búsqueda del bienestar y de la felicidad es lo que empuja al hombre a actuar y dirige su voluntad y sus acciones. A la incomodidad del espíritu la llama deseo de aquello que constituye una necesidad ausente. No considera a la libertad una cualidad como el libre arbitrio, porque requeriría reflexiones metafísicas que trascienden su empirismo. No la puede concebir como un querer, sino como el poder de suspender la ejecución de sus deseos, para examinarlos con atención y ponderarlos, reforzando así aquel poder concreto.
Este modo de ver las cosas, evoca la actitud del estoico que pretende suspender todo deseo. En consecuencia, su ética es utilitarista y pragmática, pero ante todo busca la felicidad.
Este filósofo inglés considera que el bien y el mal no son más que placer o dolor, o bien aquello que nos produce o procura placer o dolor. El bien y el mal morales son únicamente la conformidad o el desacuerdo de nuestras acciones voluntarias con la ley, mediante la cual las voluntades y el poder del legislador atrae sobre nosotros el bien o el mal; y ese bien o mal, ese placer o dolor, que acompañan por decreto del legislador nuestro cumplimiento o infracción de la ley, es lo que llamamos »                «recompensa» o «castigo».
Considera leyes a las divinas, las civiles y las leyes de opinión pública o que afectan la reputación. En esta última clasificación incluye las virtudes y los vicios. Se puede concluir que el ámbito moral tiene más un carácter social que estrictamente ético, por lo que la ley consistiría en hacer lo que está bien visto y evitar lo que está mal visto, eso es lo práctico.
No estamos ante un autor radical, por lo que siempre media y matiza esta conclusión al dar un peso específico a la ley revelada, a la que considera base de la moralidad. Sin embargo, la hace coincidir con la ley promulgada a través de las luces de la naturaleza, lo que la propia razón es capaz de descubrir. También pretende fundamentar en el derecho divino su teoría sobre el constitucionalismo liberal, pero ésta no se encuentra ni en las Escrituras ni en los escritos de los Padres de la Iglesia, pues en ellos no hay ninguna alusión a esa forma de organización política o social. Es verdad que se fundamenta en que todos los hombres son iguales e independientes y que hay derechos naturales que él defiende, como el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad.
Locke tiene claro que el Estado no debe inmiscuirse en temas de religión, en contra de la situación de su propio país. Argumenta que la fe no es algo que se pueda imponer, por lo que habrá que tener respeto y tolerancia hacia las distintas confesiones religiosas.
CÓMO INFLUYEN HOY LAS IDEAS DE LOCKE
Locke fue un hombre moderado. Moderado como empirista, pues no piensa que el conocimiento humano se reduzca al conocimiento sensible, y moderado como racionalista, porque no desprecia el orden sobrenatural; promotor del principio de la tolerancia. Sin embargo, el impacto mayor ocasionado por la mentalidad británica no es tan mesurado.
Así como en tiempos de Sócrates quienes manejaban la retórica y la lógica movían la conciencia y el modo de pensar y de vivir de los menos letrados, hoy encontramos un sinfín de sofistas que utilizan el lenguaje con falacias para llenar las mentes de las imágenes, ideas y pensamientos que les interesa que los demás fijen bien para manipularlos.
La lógica se funda en la teoría del conocimiento, la reflexión sobre los procesos mentales. El inglés medio conoce bien la importancia de la experiencia, de la imagen en todas sus versiones, visual y auditiva y también es un importante contrincante en un debate donde lo importante es el manejo del lenguaje y la capacidad de convencer.
La mente inglesa se forma desde la niñez gracias a la asidua lectura de una literatura inteligente en la que sobresale el manejo del lenguaje y de la retórica. Literatura inteligente es, por ejemplo, la novela romántica de Jane Austen, la policiaca de Sir Arthur Conan Doyle con su personaje ficticio Sherlock Holmes, la literatura fantástica de Lewis Carroll o J. R. R. Tolkien, la ensayista de Chesterton, la religiosa de C. S. Lewis. Se trata de una literatura cargada de imágenes pero también de humor y sátira, que llena la mente en todos sus ámbitos. En todas se nota el gusto por lo concreto, el valor de los hechos, la importancia del sentido común.
Así como el manejo inglés de la lengua y de la lógica es capaz de elevar el espíritu de propios y ajenos, también es capaz de manipular a todas aquellas mentes menos ilustradas o menos precavidas en estos temas. La manipulación ha sido siempre arma y aliada eficacísima en los ámbitos políticos, económicos y sociales.
¿No es desconcertante la agresividad con que una y otra vez se repiten las mismas cosas hasta llegar a configurar un modo de ver una realidad, un juicio a una sociedad, un estereotipo de determinadas posiciones, usos y costumbres que no favorecen a la sociedad, pero que suponen grandes beneficios para algunos? Como se ha conseguido que en muchas personas se asocie el crimen de la pederastia con los ministros católicos, cuando ni se trata de un porcentaje mayor que en otras confesiones, ni de otras profesiones como es el caso de los médicos, a quienes no menciona la prensa en detrimento de la seguridad de muchos niños. Al respecto se recomiendo el video «Manzanas podridas» de Rome Reports. En tantos ámbitos del mundo de la comunicación, de la publicidad, de los negocios, se siguen y difunden los principios pragmáticos empiristas en la peor de sus versiones.
¿Por qué no apagamos la televisión y buscamos la apacible y emocionante lectura de los grandes autores ingleses que, aportando lo propio de su cultura anglosajona, también aportan lo que es bueno para todos? C. S. Lewis, Carroll, Tolkien, Chesterton, Newman…
_______
1 Director: Peter Weir de 2003, estelarizada por Russell Crowe.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

Newsletter

Suscríbete a nuestro Newsletter