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Violencia e inseguridad en Latinoamérica

La rabia que la pobreza y la explotación genera en quienes la padecen configura el violento escenario del mundo. Para superarlo, es urgente recuperar y promover lo más puro de la humanidad, la capacidad para amar.
Aunque el entramado humano está hecho para la paz, aumenta la violencia y la inseguridad en los escenarios sociales, económicos, políticos y hasta religiosos de todos los países del planeta. De hecho, a la vez que los gobiernos incrementan los arsenales militares, en el mundo crece la compra de armas.
En la globalización se perciben ambientes cada vez más marcados por la rabia, el rencor y los deseos tomar justicia por propia mano. Estos, que llamaremos los factores subjetivos causales de la violencia, precisan soluciones tan concretas como los factores objetivos de la misma: la exclusión económica, cultural, social y política de grandes mayorías.
En esta reflexión señalo algunas de las expresiones más preocupantes de la violencia e inseguridad en Latinoamérica; registro algunos factores objetivos para concentrarme en el análisis de los factores subjetivos: rabia, rencor y deseo de venganza.
Es urgente asegurar la inclusión económica y sociopolítica de los más empobrecidos y promover una cultura política de perdón y reconciliación en las agendas de superación de las causas de violencia. Perdón y reconciliación son, en palabras de Hannah Arendt, más que recursos religiosos, virtudes intrínsecamente políticas, imperativos categóricas de la democracia, de la convivencia y de la paz.
UN MUNDO EN CAOS, INSEGURO Y CON RABIA
Jeffrey Sachs1 subraya algunos problemas estructurales que están transformando negativamente la sociedad mundial.

Primer problema. La brecha descomunal entre el crecimiento económico de unos pocos y los bajísimos niveles de redistribución del ingreso y de las oportunidades. Si la pobreza no se resuelve por las fuerzas ciegas del mercado, menos aún por las fuerzas de la rabia o la violencia. Un gran dilema para la humanidad está determinado por la necesidad de escoger entre las soluciones de corresponsabilidad-generosidad o actitudes represivas de conflicto-violencia, ante los antagonismos que la brecha económica genera.
Segundo problema. Para 2050 el centro de gravedad económico mundial no estará exclusivamente en Estados Unidos. China, India, Japón, Turquía, Polonia, Brasil y México concentrarán la mayor parte de la población del mundo. La experiencia histórica confirma que la lucha por la hegemonía económica y el cambio de los núcleos de poder, genera conflicto y violencia. De nuevo será cooperación o imperio.
Tercer problema. Para hacer más compleja la coyuntura internacional, China, Rusia, Turquía e India, como futuros polos de poder, cuestionarán fuertemente la cultura cristiana y la religión generará otro problema: fundamentalismo o ecumenismo.
Cuarto problema. La imparable urbanización del mundo, con los enormes desafíos que ello trae: hambre, insalubridad, desempleo e inseguridad.
Quinto problema. La crisis medioambiental. En los próximos 30 años, es probable que el deterioro o agotamiento de los recursos naturales, entre ellos el agua dulce, genere conflictos que lleven a la guerra.
¿CÓMO SALIR DE ESTE CÍRCULO VICIOSO?
A tan graves problemas se suman la falta de alimentos, las migraciones masivas y la escasez de recursos energéticos. La globalización pide a gritos rediseñar un nuevo sistema político mundial que tenga en cuenta la sostenibilidad de los seres humanos y su entorno.
En 2050 la población mundial habrá aumentado 2 mil 600 millones de personas (9 mil 200 millones), gran parte vivirá en los países más pobres, propensos a conflictos y violencias. La rabia que la pobreza y la explotación genera junto a las crecientes manifestaciones de violencia social y política, configurarán el escenario del mundo.
Después de 2050, algunos analistas pronostican disminuciones drásticas de la población en los países más desarrollados. Irónicamente, los países que hoy rechazan inmigrantes tendrán que solicitar nuevas inmigraciones para sostener los niveles históricos de producción y consumo que hoy alcanzan.2 Para responder a las violencias de la humanidad, la tendencia constante de los últimos 20 siglos ha consistido en generar más violencia. ¿Cómo salir de este círculo vicioso instalado en la cultura y en la conducta de muchos3?  y ¿cómo romper la creencia que dictamina que las guerras estimulan el crecimiento económico?
Jeffrey Sachs asegura que la paz será posible si la humanidad entiende que los seres humanos están conectados por relaciones de causa-efecto. Será necesario superar las diferencias económicas, sociales, étnicas, religiosas y políticas y abandonar el recurso fallido de la guerra o la violencia. La cooperación y el diálogo son recursos indispensables para evitar el choque de generaciones. La guerra y la violencia tendrán que ser etapas superadas por una humanidad consciente de la necesidad de elevarse a niveles superiores. Como bien lo predice Sachs, la paradoja de disponer de una economía unificada y vivir en una sociedad dividida representa la mayor amenaza para el planeta. El gran problema de la humanidad no consiste en la escasez de recursos sino en su inadecuada distribución.
Por su parte, John Sobrino4 sugiere que la única salida a las grandes problemáticas actuales consiste en recuperar y promover lo más puro de la humanidad, la capacidad de amar.
* Extracto del artículo del mismo nombre publicado en Cultura política de perdón y reconciliación. Fundación para la Reconciliación. Bogotá, 2010
1 Sachs, Jeffrey. Economía para un planeta abarrotado, Ricardo García (trad.). Bogotá. Debate. 2008
2 Friedman George. The next 100 years. A forecast for the 21th century. New York. Doubleday. 2009. pp. 55-57.
3 Cini, Marcello. Il supermarket di Prometeo. La scienza nell’era dell’economia della conoscenza. Turin. Edicione Codice. 2006. p. 310 y ss.
4 Sobrino, John. The eye of a needle. Londres, Darton Longman & Todd. 2008. The Tablet, 2007: 11)

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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