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Sobre la idea práctica

Sobre la idea práctica
Carlos Llano
Ensayo
Cruz. México, 1998


En la idea práctica concurren el entendimiento y la voluntad, sin el primero la idea carece de contenido; sin la segunda, es imposible
que se realice.

Nos encontramos ante un texto original en dos sentidos, ya que el autor vuelve a los orígenes al tiempo que vierte en el texto su propia visión. En vez de limitarse a repetir o explicitar una tesis, hace un planteamiento novedoso cara a la filosofía tradicional y crítico frente al racionalismo moderno. En Sobre la idea práctica persiste la creatividad especulativa de quien conoce por experiencia propia aquello de lo que habla. Bien podríamos aplicar al texto el adagio filosófico «todo conocimiento empieza por la experiencia». Carlos Llano escapa a la paradoja de especular sobre la idea práctica.

A lo largo de todo el texto existe un diálogo continuo con filosofos como Aristóteles, Tomás de Aquino, Juan de Santo Tomás y Santiago Ramírez, entre muchos otros. El filosofo mexicano se adentra en un tema relevante en la compleja sociedad de nuestro tiempo y toma de la tradición filosófica principios que le llevan a analizar la idea práctica con una riqueza poco común y con tesis que permiten revalorar la causa ejemplar en nuevas coordenadas. El texto es un diálogo con los clásicos que amplia los horizontes de sus lectores.

Desde la introducción hasta el final, el autor no evade las dificultades, las aporías que el asunto presenta. Los continuos cuestionamientos vuelven ágil la lectura e invitan al reto de su posible solución. El texto avanza en la primera parte analizando cada una de las notas de la idea práctica: su carácter procesual, regulador y abierto. La segunda parte está dedicada a estudiar el carácter polivalente de la causa ejemplar. Las causas son con-causas.

EL IR Y VENIR
DE LA IDEA PRÁCTICA

Tanto por aspectos metafísicos como por su engranaje en las organizaciones Sobre la idea práctica es atractivo para hombres de acción. Relacionar la idea ejemplar con la realización de la misma constituye lo propio de la idea práctica. Lo que convierte práctica la idea es que incluye el «modo», el know how, el dinamismo del procedimiento.

Así, el texto se vuelve atractivo tanto para quien se dedica a la filosofía del arte como para el que se dedica al saber ético. La distinción entre el entendimiento especulativo y el práctico se vuelve evidente e indispensable. Llano considera la idea práctica como forma viva y por ende con capacidad de automovimiento. Así, en una tensión entre la idea y la realización, tanto la idea práctica como la realidad son transformadas. De aquí que para Carlos Llano el carácter de imitabilidad se vuelva definitorio. ¿Tiene sentido una idea práctica no imitable? No, ya que «la finalidad de la idea es ser hecha, y debe sujetarse a las modificaciones que este ser hecha exija».
La idea ejemplar es dinámica y por tanto abierta a transformaciones exigidas por la mutua tensión del paso de lo mental a lo real. Si la teoría del conocimiento tiene que explicar el paso de lo real a lo intencional, una teoría de la acción humana debe dar cuenta del paso de lo ideado a lo realizado. El estatuto de la idea es distinto al del concepto, éste mira sólo la contemplación, aquella la realización.

La idea práctica -estudiada principalmente por Tomás de Aquino- queda en la tradición al margen de la praxis en sentido griego. Llano nos advierte sobre este reduccionismo en la acción humana y sus causas. En tanto, la originalidad se hace presente: la idea práctica no se refiere exclusivamente a transformaciones poieticas. ¿Con qué patrón o guía cuenta entonces la acción interna personal, la praxis del hombre?

Si el hombre es capaz de transformarse a sí mismo, la idea ejemplar no puede ser ajena a su acción. El autor analiza con acierto la relación entre naturaleza primera y segunda en un diálogo con el existencialismo y el conductismo estableciendo las semejanzas y diferencias de la idea ejemplar en la poiesis y en la praxis.

QUERER LO PENSADO
Llano huye del intelectualismo argumentando que tratar la idea ejemplar implica estar ante el saber práctico: «el problema de las acciones prácticas no es el de pensar la idea, sino el de querer lo pensado». En referencia directa a la praxis advierte: «la densidad volitiva en las acciones referidas a la praxis, a la transformación existencial de la propia persona, es mucho mayor que su densidad intelectual».

En contra de todo racionalismo, Llano apunta el riesgo de considerar a la causa ejemplar como causa formal extrínseca: postura que reduce la acción a una mera transposición de la forma de un estado a otro, de lo potencial a lo actual. La idea sólo posee un ser mental. Por el contrario, lo producido posee un ser real. La primacía de lo real es absoluta frente a lo mental tanto en el conocimiento especulativo -de la realidad obtenemos las ideas- como en el práctico -la idea sólo es tal si se realiza. La idea práctica sólo es práctica si es.

La distinción de la idea práctica con la causa formal introduce a su relación con la causa material. Si lo propio de la idea ejemplar es su carácter de imitabilidad, entonces incluye necesariamente a la materia. Malamente se podría conocer el proceso de realización de la idea sin considerar simultáneamente a la materia en que se realiza. Así, la idea ejemplar incluye la forma y la materia, aunque la segunda de una manera general. Las formas sensibles sólo son en la información y esto vale también para la idea. El autor, con gran capacidad analógica, traspasa la idea ejemplar a la naturaleza de los sistemas. Enuncia con base en principios metafísicos la naturaleza del sistema, e incluso las acciones administrativas para la manutención del mismo. Un tema apasionante para cualquier teórico o práctico de la organización.

Contra el racionalismo que predica que todo lo lógicamente posible comporta una potencia real, Llano -siguiendo en cierta forma a Aristóteles- afirma que la idea práctica ha de pensarse precisamente en las condiciones requeridas para que pueda existir: que se piense en condiciones de poder ser imitada; que haya alguien que quiera imitarla; que haya alguien que pueda imitarla; que haya una materia dispuesta para que de ella se eduzca.

Así, las virtualidades propias de la causa ejemplar quedan debilitadas y dependientes de la voluntad y potencia de la causa eficiente, de la preparación y proximidad de la causa material. Con base en lo anterior concluye el autor: «Ello nos empuja no a cantar las excelencias de los ideales que nunca se cumplen, sino a la necesidad de pensar ideas realizables y a desarrollar las capacidades eficientes de quienes deben hacerlo».

ENTENDIMIENTO VS. VOLUNTAD
No basta que la idea práctica sea presentada en condiciones de imitabilidad. Esta es estéril a menos que la voluntad intente su realización. El ser imitable de la idea corresponde al aspecto intelectual; el ser intentada, corresponde al aspecto volitivo. Para que la idea práctica sea efectiva-real es necesario que concurran entendimiento y voluntad.

Las dicotomías entre intelecto y voluntad son superadas en la visión de Llano. En la idea práctica concurren ambas, sin entendimiento la idea carece de contenido, sin voluntad es imposible que se realice.

La dificultad para establecer la vinculación entre la causa ejemplar y la formal exige distinciones y precisiones de gran complejidad. Quisiera destacar una cuestión donde Carlos Llano acaba de matizar y redondear alguno de sus novedosos planteamientos sobre una idea en proceso: se refiere en directo a lo que podríamos llamar «idea dinámica». En el contexto de la distinción entre fin a obtener y fin a realizar, el autor muestra que la causa ejemplar es principalmente requerida para el fin a realizar y no para el fin a obtener. Pero, en cuanto que la idea ejemplar no se refiere sólo a lo que ha de realizar o alcanzar, sino también a las acciones, es posible que exista una idea referida a ellas, que se practica no para hacer un objeto, sino para conseguirlo.

Carlos Llano atribuye a la idea práctica el finis communicandus: el hombre es capaz de comunicar hacia fuera algo que era puramente pensado. En este sentido menciona: «en la acción humana, al poner en la realidad la idea ejemplar pensada existe un trasunto de creación».

Finalmente, resta decir que Sobre la idea práctica es un libro tenso, -no tensionante- porque en él conviven el hombre de negocios y el tomista, el hombre práctico y el teórico.


istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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