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Empresario profesor de empresarios

Cuando istmo me solicitó un artículo sobre las aportaciones de Carlos Llano a la dirección de empresas, me sentí halagado por la encomienda que, además, no se antoja complicada pues es vasta la aportación, pero al mismo tiempo y precisamente por esa vastedad, me pareció una tarea casi imposible para un solo artículo. Sin embargo, decidí emprenderla y traté de resaltar las aportaciones que me parecen clave, que han tenido mayor impacto. No se trata de una lista exhaustiva, pero sí demostrativa de la calidad, profundidad y variedad de su contribución.
A menudo cito en mis textos a Carlos Llano Cifuentes, profesor cofundador -y primer director- del IPADE. Mucho he aprendido de él, no sólo de sus publicaciones o de las innumerables sesiones a las que he asistido, sino sobre todo de observar su orden y laboriosidad, el genuino interés que pone en quienes le escuchan y el esmerado cuidado de los pequeños detalles. A veces creo que no lo cito como debiera y que debería aclarar siempre que todo lo que escribo tiene, de alguna u otra forma, su influencia.

TRECE IDEAS QUE TRANSFORMAN

La labor de un profesor como Llano ha sido no sólo buscar -y encontrar- la Verdad, sino difundir ese conocimiento en sus sesiones, conferencias, libros, artículos y labores que ha emprendido. Por algo fue el primer empresario «profesor de empresarios» que ingresó al salón de la fama empresarial en México donde ocupa un lugar al lado de los grandes: Eugenio Garza Sada, Gastón Azcárraga, Lorenzo Servitje y Bernardo Quintana.
Cuando recibió el reconocimiento, mi colega Arturo Picos comentó que en el salón de la fama del beisbol no sólo hay jugadores, sino también entrenadores. Carlos es un entrenador, es cierto, pero también es un empresario. Los que conocen el IPADE y la Universidad Panamericana bien saben que se trata de instituciones que no serían lo que son sin la huella que en ellas ha dejado Carlos.
Así que, sabiendo de antemano que habrá errores y omisiones, listo a continuación algunas de las aportaciones del doctor Llano al mundo del management.
1. Función directiva y acción de síntesis. ¿Qué distingue a un director? Probablemente su capacidad de síntesis, es decir, de ver las partes en el todo (análisis) y sus relaciones de causa-efecto, que le permite tomar decisiones con una visión total de la empresa. (Ver Análisis de la acción directiva. Limusa. México, 1979.)
2. El director de empresa ante sus problemas. Los problemas no son conejos que saltan de pronto a diestra y siniestra de un director como si fuera un cazador, afirma Llano. Los problemas son dificultades que el mismo director eligió tener cuando se propuso un objetivo difícil de alcanzar. Así, los problemas se «alinean» entre el punto donde se encuentra y el punto donde desearía estar. (Ver Análisis de la acción directiva.)
3. Las actividades del directivo y sus cualidades necesarias. Tres son las actividades principales de un director: diagnóstico, decisión y mando (y ejecución). El diagnóstico ayuda a ver con claridad la situación actual; requiere dos cualidades: objetividad frente las oportunidades y amenazas y humildad ante a las propias capacidades. La decisión determina la meta a alcanzar; exige a su vez dos cualidades: el afán de logro y la audacia o capacidad de riesgo. El mando (y ejecución) impulsa a las personas (y al director) para alcanzar la meta; las cualidades que exige son: constancia, confianza en los demás y fortaleza. (Ver Análisis de la acción directiva.)
4. El liderazgo anamórfico. Carlos Llano reseña y comenta el libro Moving Mountains, del general William Pagonis. Y, como sucede con frecuencia, la reseña resulta más jugosa que el propio libro, pues en sus comentarios desarrolla y explica un modelo de liderazgo que llama «anamórfico», pues no tiene una forma predeterminada y por tanto depende de cada persona. Sostiene que hay muchos ?y muy diferentes? estilos de liderazgo, pero que todos comparten dos características: empatía, entendida como el arte de saber escuchar y entender a los demás y observar sus intereses y motivaciones; y la pericia, es decir, el dominio maestro de algún área, aunque aparentemente no tenga que ver con el sector. Quien alcanza el grado de excelencia en alguna actividad, sabe la lucha que implica. (Ver El nuevo empresario en México. FCE. México, 1995.)
5. La metamorfosis en la empresa. Cuando el directivo implanta una estrategia magnánima y audaz, se transforma; es decir, sufre una metamorfosis. En palabras de Llano: «Estoy donde estoy, (no donde quisiera estar,) pero no voy a donde voy (sino a donde quiero ir)». El empresario transforma a la empresa, pero el primero en sufrir la metamorfosis es él, cuando adquiere habilidades, se hace de recursos e inculca hábitos operativos buenos (virtudes), no para adquirir más conocimientos sino para ser más capaz. (Ver Metamorfosis de las empresas. IPADE- Granica. México, 2001.)
6. Oportunidad y oportunismo. «La primacía de la oportunidad sobre el objetivo» es una afirmación que podría crear polémica, ¿no es acaso el empresario un ser racional, que sigue un camino estratégico trazado cuidadosamente? ¿Por qué entonces separarse de él? Lo que dice Llano es claro y ayuda a explicar la naturaleza del empresario. En esa labor perpetua de ver con objetividad la realidad y mirarse a sí mismo con humildad, el empresario puede advertir una oportunidad más interesante que la que estaba persiguiendo. En ese momento interviene su prudencia: si dicha oportunidad es mejor, adquiere primacía sobre el objetivo. De no tener estas capacidades, el empresario se convertiría en un simple seguidor de instrucciones. (Ver Análisis de la acción directiva.)
7. Para aprovechar la experiencia: mente abierta y firmeza de criterio. Todos los que han escuchado a Carlos Llano dar su conferencia sobre la educación para la dirección han retenido, sin duda, que los requisitos para aprovechar la experiencia son precisamente esos dos. La mente abierta permite que las ideas, conocimientos y experiencias penetren sin prejuicios para ser estudiados y aquilatados. La firmeza de criterio evita que la mente gire como veleta ante la corriente de la moda o lo aceptado por muchos. Es la fiel balanza que decide si las ideas que hemos recibido deben ser aceptadas o no. (Ver La enseñanza de la dirección y el método del caso. IPADE. México, 1996.)
8. La amistad en la empresa: cariño y exigencia. Un buen maestro siempre combina ambos ingredientes. Un amigo que realmente quiere mi bien tendrá que exigirme para que yo mismo lo obtenga. Si establezco lazos de amistad en la empresa, no puedo pasar por alto los errores de mis amigos. En una amistad bien entendida existe el compromiso de ayudar al otro a ser mejor y exigirle para que crezca y se desarrolle. (Ver La amistad en la empresa. FCE. México, 2000.)
9. Humildad y liderazgo. Pensar en un líder humilde, según Llano, podría ser como pensar en un «círculo cuadrado», sin embargo, la humildad no sólo es posible, sino necesaria. El verdadero líder es aquel que conoce bien sus habilidades, pero también reconoce sus limitaciones, «Nadie ?dice Llano? es capaz de todo, ni incapaz de nada» en esta afirmación la humildad alcanza su verdadera dimensión: no es otra cosa que la objetividad con uno mismo, es ver las cosas tal cual son. Humildad, en este contexto, no es apocamiento o falta de confianza en uno mismo, sino conocimiento profundo de la propia realidad, para saber qué se podrá hacer y qué habrá ?como afirma el mismo Llano? que rectificar, modificar o adquirir. (Ver Humildad y liderazgo. Ruz. México, 2004.)
10. Los fantasmas de la sociedad contemporánea (compulsiva, permisiva, impersonal, hedonista y anárquica). Vivimos bombardeados de ideas, modos de vida e imágenes diferentes, a veces atractivas, a menudo seductoras, y no sabemos de dónde asirnos. En este libro enfrenta cada tema, lo analiza y clarifica. Se trata de contar con referencias claras frente a propuestas encubiertas o engañosas. (Ver Los fantasmas de la sociedad contemporánea. Trillas. México, 1995.)
11. El posmodernismo en la empresa. La sociedad posmoderna, desencantada con el Estado y el mercado y decepcionada con ideologías o promesas que no resuelven su problemática, ha vuelto los ojos a la empresa, que sí ha resuelto sus necesidades. La empresa ha adoptado un papel que no pidió, pero que la sociedad le ha asignado. Se ha convertido en un actor protagónico para la satisfacción de las necesidades de los individuos, no sólo mediante sus productos (bienes y/o servicios), sino también mediante las oportunidades de desarrollo que ofrece a quienes en ella laboran. (Ver El postmodernismo en la empresa. McGraw-Hill. México, 1994.)
12. Dilemas éticos de la empresa contemporánea. Durante el siglo XX muchos pensadores del mundo de los negocios consideraron que la ética era un sujeto de estudio apartado del management. Para Llano la empresa es un lugar donde las personas se encuentran, conviven, se asocian y aprenden; donde se desarrollan y enseñan; donde su vida adquiere trascendencia. Por ello señala que quien quiera hablar de empresa no puede dejar fuera la ética, porque la naturaleza de la empresa (una comunidad de personas que conviven para alcanzar un bien común) es terreno de la ética; algo impensable para quienes consideraban -y consideran- que el mundo de los negocios se rige por el conocido aforismo «business is business» («negocios son negocios»). (Ver Dilemas éticos de la empresa contemporánea. FCE. México, 1997.)
13. El director en busca de sí mismo. En este punto Llano, aparentemente, se aleja de los terrenos del management y se adentra a los filosóficos, más concretamente a los antropológicos. Esto es sólo aparente pues en el pensamiento de Llano siempre hay una unidad y coherencia entre su visión antropológica y su teoría del management. En esta obra muestra cómo las personas son tan grandes como sus proyectos. Se trata de un viaje a Ítaca en el que cada uno de nosotros asumimos el rol de Ulises. Tan importante es el proyecto como el logro, tan importante la meta final como el trayecto. Llano describe el recorrido, la importancia de la firmeza del terreno, las distracciones que se presentarán, y las diferentes elecciones -direcciones- que uno podrá tomar en el camino. Cita a los Upanishads, libros sagrados del hinduismo, «vale más proponerse la meta de la excelencia y no lograrla, que la de la mediocridad y conseguirla». Todo un plan para un hombre? y para un director. (Ver Viaje al centro del hombre. Diana. México, 1999.)

EL ARTE DE «DES-CUBRIR» LA VERDAD

Carlos Llano es un consumado practicante de la mayéutica. A pesar de poseer muchos conocimientos, no es su estilo el del conferencista que va «vaciando» su conocimiento ante un auditorio que se esfuerza por retenerlo (más que digerirlo). Más bien, se preocupa por que quien escucha «aprenda». Despierta en su oyente el deseo de conocer y de esforzarse por conocer. El método del caso está diseñado para ello y Llano lo usa con maestría. Además, en sus conferencias y libros, utiliza la mayéutica, para que quien lo escucha o lee vaya «des-cubriendo» esa verdad que el autor transmite a través de ejemplos bien elegidos, comparaciones muy bien establecidas y una mirada al objeto del conocimiento desde muy distintos ángulos.
Las ideas de Carlos Llano son claras, valiosas, importantes, pero además son comprenp sibles y provocan una reflexión que muchas veces conduce a un cambio de conducta para mejorar, para obtener mejores resultados. Esto las vuelve, sin duda, ideas prácticas.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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