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¿Hasta dónde debo llegar?

Me enteré de que mi jefe inmediato está cometiendo acciones ilícitas con algunos clientes que, además, van en contra de las políticas establecidas en la empresa. Recurrí a una instancia superior buscando que le llamaran la atención, pero para mi mala suerte, decidieron solaparlo porque ha obtenido los mejores resultados en su área en los últimos tres años.
Mi jefe investigó quién lo había delatado y por varios meses me tuvo en la mira buscando cómo despedirme hasta que encontró un pretexto y lo hizo. Mi duda es si concentro todas mis fuerzas en buscar un nuevo trabajo o denuncio las acciones ilícitas de la empresa, que, para colmo, se jacta públicamente, no sólo de respetar las leyes, sino de aplicar normas internas de honestidad más estrictas que la propia ley.
Los asesores sugieren:
1. Aunque nadie esté obligado personalmente a hacer valer o cumplir la justicia porque es competencia de aquella parte de la sociedad encargada de impartirla (tribunales, poder judicial, etcétera), sí parece haber obligación de hacer saber a estas autoridades que una injusticia se está cometiendo o se ha cometido. No dar parte de estos hechos parecería cierta complicidad.

Picapedrero

Filósofo y profesor universitario

2. La situación es un típico caso conocido en el mundo anglosajón como whistleblowing, y que en nuestro medio se conoce como «dar el pitazo». Puede definirse como el «acto de quejarse, ya sea dentro de la empresa o públicamente, de algunas prácticas inmorales de la firma». Algunos argumentan que los deberes de lealtad y de guardar el secreto profesional del empleado aportan poderosas razones para desaconsejar la denuncia. Sin embargo, pueden superarse esos motivos si, de no hacer la denuncia, las prácticas inmorales ocasionan perjuicios graves a individuos o entidades dentro o fuera de la empresa.
Requeriría más datos para distinguir si la denuncia en este caso es sólo permisible o se trata de una denuncia éticamente obligatoria. Antes de «dar el pitazo», te sugiero ser muy objetivo para valorar la situación y discernir tu responsabilidad ante ella. Puede serte útil verificar si se dan las siguientes condiciones para que la denuncia sea una exigencia ética: a) Que los actos del superior ocasionan, o es verosímil que provoquen, serios perjuicios a otras personas o entidades; b) Si existe la expectativa razonable de que «dar el pitazo» disminuirá los perjuicios que ocasiona la acción inmoral; c) Si existe la expectativa de que otros individuos o entidades, exentos de los deberes de lealtad y/o secreto profesional, pueden y están dispuestos a denunciar.
Como señalas, la denuncia interna no tuvo efecto alguno. Antes de pensar en una denuncia pública, tendrás que considerar de nuevo si se dan las tres condiciones mencionadas y que tu motivo no sea fruto de un sentimiento de venganza contra la empresa.
Al reflexionar sobre la denuncia en la empresa hay que advertir que provoca elevados costos personales, y el más común es la pérdida del empleo. No todos los denunciantes son idealistas desinteresados que buscan, como tú, proteger el bien común. Entre ellos hay un buen número de gente incompetente, maliciosa, resentida, quejumbrosa y paranoica, que puede ocasionar pérdida de reputación injustificada a la empresa. No quiere esto decir que hay que evitar la denuncia. Solamente que hay que pensarla muy bien, analizar con detenimiento si se cumplen las condiciones para que sea una obligación ética y, de ser así, debes asegurarte de contar con la suficiente documentación para probar los cargos.

Pablo Riba Gargollo

Abogado y consultor de empresas

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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