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¿Se rompe la cadena generacional?

El ciclo generacional se acorta con mayor rapidez. Jóvenes cinco años menores que uno entran al mercado laboral con cinco veces más conocimientos y preparación. Crece la competencia y la brecha entre generaciones. ¿Cómo tender puentes? ¿Se puede crear una cultura de ganar-ganar?
La rapidez propia de los cambios tecnológicos dificulta la tarea de estar al día y mantenerse al tanto en el conocimiento. Hoy estoy bien, mañana no se sabe; hoy sé hacerlo, mañana tal vez no.
Es una especie de remolino que nos empuja hacia todos lados en todos los ámbitos, e incluso puede hacernos perder el rumbo de nuestro negocio.
El cambio parece ser la única constante. Sin embargo, los cambios sólo se refieren a las circunstancias, no a la naturaleza del hombre, que siempre permanece.

TEMOR A LA OBSOLESCENCIA ACELERADA

Tanto las personas como las empresas y los países tenemos un pasado, presente y futuro, que dependiendo a quién nos refiramos se puede hablar de un avance relativo.
Existen cambios en lo económico y social que provocan un estado de ansiedad, no sólo por la presión en la empresa y el mercado, sino también por ignorar si vamos en el camino indicado. Esta ansiedad puede desembocar en temor a la obsolescencia acelerada.
Es necesario estar al pendiente del cambio, preguntarnos cómo reaccionamos. Quienes saben lo que quieren reaccionan con calma prudencial, pero aun así la presión provoca un poco de descontrol.
La tecnología también presiona a su manera. Los tecnólogos logran en ocasiones sacarnos de nuestra normal operación diaria, dan a esos avances el carácter de elementos «indispensables» para seguir subsistiendo y buscan crear la necesidad de estar a la vanguardia, sin importar si nuestra empresa está lista para utilizarla.
Así, los anunciantes de productos de computación e internet preguntan si estamos listos para la internet generation, pero ¿quién está listo? Hay una enorme brecha entre quienes saben manejar y utilizar la tecnología y quienes no sabemos.
¿Es posible involucrarnos?, ¿piensan diferente a nosotros?
Hace 40 años algunos sociólogos pensaban que para el año 2000 habría estabilidad y armonía social, no faltaría comida y se acabarían las guerras porque no habría motivos para pelear. Sin embargo, las predicciones se han desviado y nos ubican en escenarios totalmente diferentes.
¿No será que a pesar de los avances tecnológicos estamos perdiendo algo? ¿No son la agresividad y la depresión síntoma de algo?
La creación y asimilación de tecnología establece notables diferencias individuales y colectivas. Invariablemente, la tecnología nos hace evolucionar, cambia la visión de la vida, ayuda a vivir con mayores comodidades, pero ¿tenemos la capacidad para adaptarnos tanto a los cambios como a la velocidad a la que se dan?
Cambia el lenguaje, nuestras relaciones, la forma de comunicarnos y hacer negocios Aunque no todo en este panorama es negativo.
Podríamos decir que hay una noticia buena y una mala. La buena es que los científicos auguran que gracias a la tecnología viviremos 130 años en el futuro.
La mala es que a los 40 uno empieza a hacerse obsoleto profesionalmente, entra en una batalla desigual contra ejecutivos más jóvenes quienes manejan a la perfección todos los recursos tecnológicos, trabajan a la par de cualquiera y están dispuestos a recibir un sueldo significativamente menor con tal de ubicarse en un mercado profesional duramente competido.
Si lo anterior se hace realidad, ¿qué podremos hacer durante esos 90 años de vida que nos restarían? ¿Cuál sería nuestra nueva visión de vida? ¿En qué forma la planearíamos? ¿Cómo combatiríamos la obsolescencia?
Directores, dueños de empresas y quienes actualmente mueven el mercado y tienen influencia política y social necesitan plantearse: ¿a la velocidad como cambian las cosas y se dan los avances tecnológicos, cuántos años más tendrán el poder de decisión?
La vida esta pasando muy rápido. Incluso las etapas de la vida se han modificado. Al parecer, la niñez se acorta y la adolescencia se prolonga. La juventud es un breve sándwich entre la adolescencia y la edad productiva, misma que también podría estar acortándose, pues a los 40 años parecería que uno va en decadencia para algunas cosas. Por último, la tercera edad se va a «eternizar».
Las generaciones son diferentes unas de otras. La que ahora tiene 15 ó 20 años nació con la computadora, su primer contacto con ella fue el Nintendo y adquirió habilidades de las que carecemos las generaciones anteriores, pues nuestro primer acercamiento a los procesadores de texto y hojas de cálculo se produjo hasta la edad adulta.
Las tres preguntas clave son: ¿qué puedo aprender de ellos?, ¿qué tienen que yo no tenga?, ¿qué podría yo enseñarles? Para responderlas necesitamos saber cómo piensan, aprenden y se relacionan, si son más inteligentes o saben más Sin embargo, la interrogante que todos deberíamos tener presente es: ¿qué responsabilidades tenemos unos con otros?
¿INTERNET GENERATION?
Para ellos, lo que no está en la web no existe. Internet es su espacio, su mundo y forma de comunicarse. Ahí encuentran todo tipo de datos a cualquier hora, se comunican con jóvenes de todo el mundo, hacen amigos e intercambian información. Gracias a que poseen las herramientas adecuadas su proceso de conocimiento es más ágil, se adaptan con facilidad al cambio y son completamente flexibles.
El peligro que corren los jóvenes de esta generación es que son libres de tener acceso a TODO tipo de información, sin embargo el peligro no es la información, sino si están preparados para recibirla y si su criterio ha sido desarrollado con base en valores sólidos, capacidad de reflexión y claridad en su visión y plan de vida.
Entre sus debilidades está la falta de paciencia. Para ellos todo debería ser tan rápido como en internet; si no es así, se aburren y llegan al hastío con facilidad por la velocidad a la que se han acostumbrado a abordar la información y a tomar ciertas decisiones.
Esto mismo los vuelve poco tolerantes a la frustración. Requieren de contacto y retroalimentación constante. Su visión de proceso y avance es diferente: esperan resultados a corto plazo y con el mínimo de esfuerzo. Exaltan su individualidad. Su trato, modo de comunicarse y concepto de obediencia es distinto.
Están a un «clic» de cualquier cambio, actitud que en ocasiones extrapolan a su vida diaria. Necesitan sentirse libres. La virtualidad en la que están inmersos les impide ser conscientes del trabajo y esfuerzo necesarios para arrancar un negocio y mantenerlo. No miden consecuencias porque el riesgo de trabajar en internet es muy diferente al de la vida real.

DOS GENERACIONES CARA A CARA

Para ilustrar la diferencia generacional en los modos de ver la empresa, tuve la suerte de entrevistar al licenciado Mauricio Santillán, vicepresidente de Microsoft para México, Latinoamérica, Canadá y Australia, así como a uno de sus jóvenes ejecutivos, quienes expresaron sus puntos de vista con respecto a la tecnología.
El más joven reconoce que sus compañeros mayores sufren carencias en el manejo de la tecnología, pero a cambio tienen más experiencia en negocios y trato personal. «Para mí es muy importante que sepan transmitir eso, y al mismo tiempo me den espacio para poder transmitir mis opiniones».
Su propuesta en este sentido es ganar-ganar: «puedo aprender de ti y viceversa».
También considera importante que los mayores exploten y manejen sus habilidades de manera creativa para conocer qué puntos les impulsan y emocionan para lograr un buen resultado conjunto. El principal consejo que les daría es «hagan lo que les gusta hacer». Y para las generaciones que vienen, «oigan y traten de ponerse en los zapatos de su jefe para entenderlo, porque no se debe decir simplemente está mal y ya; él vivió otras cosas y su manera de resolver los problemas es diferente. Traten de aprender de él lo bueno; es mucho lo que sabe».
Su consejo lógico es: «no tengas miedo y actualízate. A las generaciones de abajo o a quienes vienen empujando más fuerte les pasa lo mismo: se acortan las generaciones y los jóvenes cinco años menores que uno salen con cinco veces más conocimientos. Por eso es necesario estar a tono con lo que pasa, interesarse por los cambios y no cerrarse a lo diferente, estar dispuesto a aprender otras cosas, así como aprendiste hace 20 años».
Los ciclos se repiten, la actitud personal ante la vida es la que marca la diferencia. Por eso es nuestra obligación y responsabilidad conocer la tecnología, sin que ello implique alcanzarla.
«La tecnología depende de la cuestión comercial y se irá adaptando a nuestro paso», afirmó el licenciado Santillán. Para él, Microsoft enfrenta el reto de hacer la tecnología cada vez más fácil de usar, para que la gente la vea como un servicio, es decir, debe adaptarse a la gente, no al revés.
A sus 40 años, considera a los individuos de la nueva generación muy informados y estimulados, dominan con rapidez casi cualquier tema. Curiosamente, lo que más afecta y beneficia es su cada vez menor capacidad de asombro. «A esta generación la llamo “enredada”, se conecta pero también se enreda un poco». Aunque se han vuelto expertos a edad más temprana, entre sus debilidades destaca la poca costumbre de escuchar a los clientes. Se desbocan un poco y piensan que su idea debería prevalecer. Esto va de la mano con la parte financiera, demandan una serie de recursos sin importar si representan o no un beneficio económico para la compañía.
En ellos encuentra mucha energía continua, pero poca experiencia, por lo que aconseja balancear esa dinámica. Por ejemplo, Microsoft fue burócrata cuando hubo un boom tecnológico. Eso los salvó porque a fin de cuentas esa maravilla de progreso no lo era tanto, carecía de sentido y tenía mucho de artificial.
«Volvimos a los basics, lo tradicional, y los chicos aprendieron la lección».
Santillán recomienda moverse rápido, pero sin tanta celeridad, sólo con lo que tenga sentido para el mercado.
«No usen tecnología por tecnología, lo importante son las prioridades del negocio. Primero es la estrategia del negocio y después la tecnología. No intenten cambiar su negocio para adaptarse a la innovación, más bien úsenla para mejorarlo en un proceso concreto. Primero se estructuran los objetivos y después buscamos la tecnología que mejor se adapta para reforzarlos».
Como se ve, aun la gente inmersa en la tecnología tiene sus miedos y su opción es regresar a lo básico.

SURFEAR EN LA OLA DEL CAMBIO

¿Qué actitudes y acciones deben tomar los empresarios maduros ante el cambio? Es fundamental el deseo de renovarse, guardar los conocimientos ya adquiridos y aprender todo de nuevo. Hacer a un lado æmomentáneamenteæ logros, títulos y status conseguidos y comprometerse a usar la tecnología, porque es vivencial. Hay que ser muy paciente, estar dispuesto a ser el último, desechar los prejuicios y, sobre todo, convertirse en un niño para experimentar sin miedo.
Para poder estar en sintonía con cambios tan veloces, recomiendo asignarse un mentor, un joven capaz de mostrarnos cómo piensa su generación y cómo colaborar con gente desconocida. Alguien que nos ayude a entender sus valores y prioridades, a manejar la dinámica y forma de los recursos y fuentes que utilizan para poder homologar nuestra compañía con la nueva forma de trabajar.
Ante este panorama, los consejos podrían ser de dos tipos: de forma y fondo.
De forma: saber manejar la tecnología, ser flexible y humilde ante el cambio, cambiar nuestra visión de tiempo y espacio, manejar circunstancias de trabajo simultáneas, ser multicultural y bilingüe y, sobre todo, manejar la incertidumbre Sin olvidar el equilibrio entre la inteligencia emocional y la racional. Debemos desarrollar la inteligencia emocional y transmitirla a los jóvenes, porque al pasar mucho tiempo frente a la computadora se pierden invaluables oportunidades de tener trato directo con la gente real, con todo lo que esto implica.
De fondo: No olvidar que ser sabio es más importante que ser inteligente. El inteligente lo sabe todo, pero el sabio usa su inteligencia con prudencia y tolerancia, es decir: maneja cada momento en la forma y el momento más oportuno. Hay que tener claros nuestros objetivos y prioridades; manejar un plan de carrera y vida dinámico y flexible. También debemos recordar a los jóvenes que la vida es una «cadena» y ellos tendrán la responsabilidad trascendente de preparar a las siguientes generaciones.
No olvidemos que a la vida se viene a amar, servir, curar æperdonar o repararæ y enseñar. Las nuevas generaciones necesitan quedarse con estos conceptos, que son las reglas del éxito y lamentablemente hemos olvidado nuestra personal responsabilidad por difundirlas.
Es decir, necesitamos enseñarles a seguir lo que busca nuestra naturaleza: el bien, la verdad, la unidad de vida y lo bello. Perder de vista cualquiera de estos puntos es perder algo de nosotros mismos; por ejemplo, sin verdad no se desarrolla un ambiente de confianza, y sin confianza no hay crecimiento en la familia ni en la organización.
Entonces, si logramos aprender y enseñar, buscando el bien y la verdad, y logramos que la gente viva como piensa, podremos trascender y vivir en una new generation.
Pero, ¿en realidad la generación internet es el principal problema a entender hoy en día, o es más la publicidad y el ruido que se han hecho al respecto, cuando el problema es otro?

INTERNET DENTRO DE LA REALIDAD SOCIAL

Vamos a ubicar el problema de internet: de 6,100 millones de personas que habitamos el planeta sólo 8.09% usa internet; entre ellos únicamente 0.69% corresponde a la población de México.
Estos 3.4 millones de usuarios en México corresponden a la clase media y alta, es decir, 20% de la población que maneja 80% del PIB. ¿Para qué o por qué adoptar una nueva generación si 80% de los habitantes gana de cero a cuatro salarios mínimos?
Es aquí donde tenemos una responsabilidad con las nuevas generaciones: hacer que nuestros sucesores sean capaces de trascender, ellos se van a quedar con los negocios, la nueva cultura en una palabra: ellos serán nuestro futuro.
Valdría hacernos otra clase de preguntas: ¿es la sociedad de hoy la misma que vivimos nosotros o nuestros padres?, ¿acaso la brecha entre clases se está haciendo más grande?, ¿quién o qué nos está ganando la carrera en el logro del bien común?
¿NUEVOS JUGADORES?
Existe mafia, narcotráfico, terrorismo, intereses políticos encontrados además de una cultura de la muerte, anticipada por Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae, en la que la sociedad opta por no apreciar la belleza, todo tiende al hedonismo, al materialismo, corrupción, droga, pornografía, etcétera. Estos factores enrarecen y complican el desarrollo de quienes quedarán en nuestro lugar en el futuro inmediato.
El problema, entonces, no es la tecnología ni los nuevos jugadores, sino cómo vamos a educar a las nuevas generaciones para defender los valores que dan solidez y sentido a la vida, de manera que en cualquier circunstancia de clases sociales sea posible alcanzar la plenitud dentro de la vida diaria.

APADRINAR A UN LÍDER

Tan importante será tener responsabilidad social como desarrollar líderes que nos ayuden a acelerar la influencia positiva con miras a heredar una sociedad con futuro y capacidad para enfrentar la oleada, en apariencia imparable, de propuestas que abiertamente retan a los valores fundamentales que han permitido la estabilidad individual y familiar como núcleo de la misma sociedad.
No simplemente es pensar en función de los pobres y la generación de internet, sino de la gente que convive con las personas que amamos y la que nos rodea, creando círculos de influencia que sean capaces, no sólo de dar, sino de hacer que la gente dé, como bien diría Carlos Llano.
Podemos resumir la estrategia en cuatro puntos:
1. Sé humilde y busca un mentor que te ayude a actualizarte.
2. Sé valiente y transmite lo mejor de ti dándole prioridad a las cuestiones de fondo.
3. Dedícale tiempo a una actividad que te permita trascender, para dejar algo de ti.
4. Y por último, desarrolla un líder para asegurar la permanencia de lo fundamental dentro de cada individuo, familia, empresa y país.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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