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Nobel 99. Günter Grass o la pasión literaria

En 1999 la Academia Sueca otorgó el Nobel de Literatura al escritor alemán Günter Grass, exactamente cuarenta años después de escribir su más conocido y famoso libro, «El tambor de hojalata» (Die Blechtrommel), adaptado por el cineasta Volker Schlöndorff en 1979 y que obtuvo la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a la mejor película extranjera en 1980.
Sin duda, el premio recibido de manos del rey de Suecia el pasado 10 de diciembre en Estocolmo, ha generado una enorme polémica en Alemania. Günter Grass ha sido claro en sus posturas políticas e ideológicas en contra de la reunificación alemana y en su animadversión al ex Canciller Helmut Kohl, a quien señaló como un ignorante. En realidad, incluso sus más severos críticos no dejan de reconocer el talento literario del escritor báltico, pero las opiniones del propio Grass sobre diversos temas actuales e históricos se confrontan con quienes no comparten su visión, a veces pesimista y dura sobre Alemania, las guerras, la cultura, etcétera.

UN CORAZÓN EXILIADO

El escritor alemán nació en Danzig (hoy Gdansk) en 1927, cuando este puerto era una ciudad libre, status que adquirió después de la primera guerra mundial. En este sitio, bañado por el mar Báltico, se mezclaron culturalmente alemanes, polacos, judíos y cachubianos. Aunque la mayoría era alemana, la ciudad estaba vinculada también con Polonia (las oficinas postales llevaban el sello oficial de la patria de Chopin). Pronto, Danzig se convirtió en manzana de la discordia, pues geográficamente separaba a Alemania de Prusia Oriental. La propaganda nazi dirigida por Joseph Goebbels declaró: Danzig ist eine deutsche Stadt («Danzig es una ciudad alemana») y el Führer en su ambición de crear un Lebensraum (espacio vital) Alemania se asfixiaba en sus fronteras hechizas por el Tratado de Versalles, incorporaba la ciudad natal de Grass a sus planes.
Después de la segunda guerra mundial, Danzig pasó a formar parte de Polonia. Muchos alemanes emigraron hacia el oeste europeo. Grass dejó su ciudad natal, vivió algún tiempo en París y radica ahora en la República Federal de Alemania. De ahí que con cierta nostalgia dijera el novelista germano: «Fui a Gdansk en busca de Danzig».
En «El tambor de hojalata», hay toda una rica descripción social, cultural, geográfica, histórica, económica y política del período entre las dos guerras mundiales: la época de la locura bélica, descrita por un niño que decide no crecer y no participar del mundo de los adultos. Su nombre es Oscar Matzerath. Desde su perspectiva conocemos Danzig, vemos sus edificios góticos, imaginamos el mar que es más tranquilo que cualquiera que hayamos visto. Seguramente en aquellas aguas, Heráclito se hubiera aburrido
Hace algunos años, Grass publicó un libro en realidad, un conjunto de entrevistas, artículos y poemas llamado «Alemania: una unificación insensata», donde realiza un balance de la absorción de la República Democrática Alemana por la República Federal de Alemania y ahí vierte sentencias como ésta: «Soy consciente de que vivo en un mundo bárbaro que se las da de culto. Con tristes números puede demostrarse que en ambos Estados alemanes se destruyó más cultura después de la guerra (se refiere a la segunda guerra mundial) que durante la misma». Con un comentario así, y con otros que recalcan el pasado belicoso de los prusianos y los alemanes, es obvio que su postura despierte las más encendidas discusiones.

ENTRE LOS GRANDES

Grass es un escritor con pasión. Su visión política está hecha con la misma tesitura que la de algunos de sus personajes: bañados de historia y a veces de filosofía. Esto ha permitido que la historia alemana pueda verse también desde su pluma. Aunque Grass no es propiamente historiador, conoce bien los principales acontecimientos europeos donde sume a sus personajes. Por ejemplo, en una de sus últimas obras, «Es cuento largo», narra la historia alemana de 1848 a nuestros días, es decir, a diez años de la caída del muro de Berlin. Todo parece indicar que Grass aún no se reconcilia con el pasado alemán.
Sin embargo, el lector no está obligado a compartir el criterio político o histórico del autor y tampoco a encantarse con el sufrimiento de los personajes centrales, pero uno queda hechizado al constatar cómo su fantasía novelística nos involucra, literalmente nos «mete» en los renglones que describen rasgos de la naturaleza humana y las circunstancias de los seres que él ha creado.
«El tambor de hojalata», «Años de perro», «Encuentro en Telgte», «La ratesa», «El gato y el ratón», «El rodaballo», «Es cuento largo» y «Mi siglo», son las principales obras de un autor que, ya reconocido, recibe el premio literario más prestigiado y a veces polémico, el Nobel, otorgado ya a otros autores alemanes. Uno de ellos, ya finado, fue también un excelente narrador de la Alemania de la segunda posguerra, me refiero a Heinrich Böll.
No podemos morir sin haber leído «Don Quijote», «La divina comedia», «Ana Karenina», «Ulises» y «El tambor de hojalata». Así, Grass, con Nobel de literatura o sin él, está entre los grandes del mundo. Sus polémicos comentarios y análisis formarán parte de su personalidad controvertida.

Ensayos de literatura. Fondo de Cultura Económica. México. 1990, p.112.

Líneas de un Nobel
* Quisiera concederme algo que frecuentemente es suscitado por la indignación: el derecho del escritor de participar políticamente con la palabra y, aún más, de actuar por convicción.
* Soy un pesimista con alegría de vivir.
* Me reprobaron en literatura en la secundaria.
* Crecí en un departamento muy pequeño. Era difícil encontrar un lugar silencioso. Aprendí a leer, tapándome los oídos, concentrado en el libro. Fue en mi niñez cuando leí con mayor concentración, y ya no me pude detener.
* Una de las sensaciones maravillosas que puede tener un escritor es cuando, después de cuatro décadas, todavía encuentra lectores jóvenes de la siguiente generación.
* El mundo capitalista tiene la sensación de dominar todo aunque seamos incapaces de hacerlo, pues el mundo vive un terrible desorden. Se puede decir que cada día comienza una pequeña guerra que va creciendo, luego desaparece y vuelve a aparecer.
* La literatura y la palabra tienen un poder, pero un poder que puede ser bueno o malo, y muchas veces mezclado, difícil de discernir.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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