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Alrededores de Sor Juana Inés de la Cruz

Alrededores de Sor Juana Inés de la Cruz
Joaquín Antonio Peñalosa
Editorial Universitaria Potosina. San Luis Potosí. 1997, 401 págs.

Una invitación en forma de libro. Un libro sobre Sor Juana que nos anima a fijarnos en su entorno con la conciencia de mirarla a ella. A veces hay que echar una ojeada al bosque para entender el árbol. ¿Cómo entender a esa ardilla improvisa si lo creemos solitario en un abra? Con lo fácil que es verla merodear, llegar a nuestro árbol y pasar. Sí, es muy fácil decir «con lo fácil». En este caso hay mucho de cierto, pues Peñalosa ya nos ahorró buena parte del difícil merodeo por las orillas, las afueras, los alrededores. Leamos esta confidencia epistolar:
«Qué rodeó a Sor Juana? Un convento. Publico el Libro de la fundación del convento de San Jerónimo, de 1585; unas constituciones y la regla de San Agustín que reproduzco en facsímil, y un ceremonial de vestidura de hábito, profesión y entierro, de 1650. Son cuatro documentos esenciales para llegar hasta la raíz de Sor Juana, que fue ‘monja’ y no se había estudiado su ‘jeronimismo’. Anduve dos años rastreando estos documentos, inéditos unos, otros publicados hace siglos, en Sevilla, Madrid, Nueva York y Ciudad de México».
Confidencia del autor, difícil de mejorar excepto por él mismo en la introducción. Una «introducción», por cierto, que ocupa cien páginas cuyos epígrafes, aparte de los que corresponden a los documentos publicados, incluyen los siguientes títulos: Los jerónimos en Nueva España y América; Sor Juana Inés, carmelita descalza por tres meses; Por qué Sor Juana Inés ingresó con las jerónimas; Fantasía del Máximo Doctor.
El Máximo Doctor es, naturalmente, San Jerónimo. Pero quien ha leído a Peñalosa intuye algo más, que comprueba al pasar del índice al cuerpo del libro: es una fantasía muy peñalosiana, no obstante la mención de los biógrafos de la antigüedad que la narran. ¿Quién se acuerda de San Agustín y San Jerónimo, a la hora de situar a Sor Juana? Tres siglos nos separan de ella: trece la separaban de ellos. ¿Con quiénes tuvo mayor contemporaneidad? Difícil pregunta. Imposible la respuesta si nos da por sentirnos eximidos de remontarnos a la antigüedad. Una edición de textos como ésta bien puede refrescar algunas memorias. Y para mayor frescura, bienvenida sea una fantasía, más apta para trazar una presencia que el cálculo de siglos y de ediciones, de antigüedades y de contemporaneidades, porque «la leyenda recuerda el autor es la espuma de la historia».

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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