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Continuar o vender la empresa

Muchas empresas conocidas en la actualidad comenzaron su vida en la realidad de los años 50 ó 60 y hoy constituyen una parte muy poderosa del tejido empresarial. Estas empresas se han basado en la fabricación de unos determinados productos y en atender las necesidades del mercado. Dos problemas con los que se encuentran en buena parte de estas empresas con la existencia de un escaso control de sus procesos internos y el disponer de una baja capitalización.
Con el crecimiento de las operaciones (y no debe olvidarse también el aumento de la edad de los dirigentes) estas empresas absorben casi toda la atención de los responsables que no disponen de tiempo para pensar y reaccionar con la perspectiva del medio plazo. En ello incide que <<las cuentas>> no se suelen llevar de una manera estandarizada y gozan de excesivos elementos personalistas y, asimismo, que no aparece con claridad una separación entre la figura del presidente y la del director general. El estado de las cuentas provoca frecuentes sustos y engaños, incluso al propio empresario, y la falta de sucesor formal hace que no existan periodos suaves de transición.
Se trata, con frecuencia, de entidades fundamentadas con garra y osadía, con una enorme sequía de elementos internos que le ayuden en la navegación: elementos poco importantes aparentemente, como una buena contabilidad, presupuesto, dirección por objetivos, sistemas de ascensos y retribuciones pero que se convierten en decisivos cuando se lleva entre manos, no un bote, sino una nave de cierto calado y tonelaje, donde ya no se puede hacer todo a pulso.
La segunda es que la mayoría de estas empresas sufren de raquitismo en sus recursos propios. Es decir, son entidades bastante pobres, aunque muevan muchos millones. No se crea infraestructura ni se dispone de tejido empresarial sin invertir, y eso exige capitales; que no es más que el dinero puesto a crear riqueza.
Cuidado con los tiburones
Cuando las empresas salen a competir, descubren la pobreza de medios con que trabajan. Investigar, producir y comercializar exige millones; donde no los hay se sustituyen por fuertes dosis de visión, audacia y esfuerzo Pero pronto surgirá la inevitable necesidad de capital, excepto que se queden en actividades de pura subsistencia. Y el capital viene vía recursos propios o crédito, y ambas fuentes de basan en el ahorro. Por esto, quizás, podría ser interesante no utilizar el modelo de <<renta-consumo=ahorro>> sino el de <<renta-ahorro=consumo>>. No podemos basarnos en mano de obra barata ni en distribución ajena; tenemos, por fuerza, que aspirar a dar calidad y tener distribución propia, lo que exige mucha inversión de dinero y tiempo.
Se necesitan más bancos, más cajas, más sociedades de capital-riesgo, grandes y pequeños; algunos actuarán como tiburones, lo que se corrige estando muy atentos. Pero lo que importa de verdad es que exista un amplio mercado de capitales y socios que facilite sobre todo, la compra y venta de las mismas. En la actualidad son pocas las alternativas que están a disposición de un empresario que quiera dejar de serlo, que no tenga suficientes recursos para seguir o que no quiera arriesgar todo su patrimonio en una misma operación. Con frecuencia ser empresario se convierte en una condena.
Y junto al crédito, los recursos propios. Una operación de negocio clave en la actualidad es mantener un nivel de endeudamiento bajo, dado que los proveedores del crédito responden mejor si existe el respaldo de una buena alberca de reservas. Hay que tratar de capitalizar la empresa y tener, por ejemplo, la mitad del pasivo constituido por el capital social y las reservas; situación excepcional todavía.
Cuando los negocios se endurecen y la empresa se va de las manos, ésta <<come>> tan rápido que puede llevarse varios patrimonios familiares por delante antes de que dé tiempo a tomar conciencia clara de la situación. Cuando en una empresa se habla casi exclusivamente de lo financiero es que alguien invirtió en exceso o, lo que es peor, alguien confundió ventas con resultados o realizó gastos suntuosos basándose en el dinero de terceros, no muy difícil de obtener en momentos de euforia compartida.

Buena salud financiera

Los recursos son el resultado del ahorro, familiar y empresarial, y son necesarios tanto para seguir la aventura empresarial como cuando llega el momento de traspasarla. Llegar al momento de la venta en un ¡ay!, supone el riesgo de tener que saldar, porque los negocios valen cuando van en marcha y no precisan de operaciones a corazón abierto, sea por escasez de recursos o por disputas entre socios. Siempre se ha dicho que hay que saber comprar en las herencias y vender a los recién casados; también es preciso incluir el ciclo sociológico de los negocios para comprar en momentos de apertura de liquidez y vender cuando alguien quiere formar su propia corporación.
Los retrasos en la decisión de efectuar la transacción suelen ser debidos, frecuentemente, a los procesos normales de valoración y concreción de las condiciones, por lo que esto debería estar permanentemente actualizado, sin que ello llegue a obsesionar, pues no es imposible contemplar a empresarios que una vez entrar en el juego ya no saben si quieren seguir siendo empresarios o prefieren ser ricos, con lo que se alejan de las operaciones del negocio y se aburren con las preocupaciones de su equipo. Lo mismo suele acontecer con las salidas a Bolsa, cuando el empresario se pasa el primer año sobresaltado viendo cómo se enriquece y empobrece con la evolución de las cotizaciones diarias.
Cuando la decisión es vender, el aspecto clave resulta ser el cobro; porque no es infrecuente que se venda la empresa pero sigan corriendo los riesgos de la misma, ahora en manos ajenas e, incluso, que a veces haya necesidad de retomar la dirección de la entidad, convertida ya en un muerto con una buena apariencia. Este es un mercado todavía muy estrecho que deberá ampliarse y en el que suelen jugar algunos <<expertos>> en hacer milagros, sobre todo el consistente en arriesgar mucho en lo empresarial pero teniendo siempre la certeza de que ellos morirán en abundancia. Contra los milagreros no hay antídoto mejor que gozar de una buena salud financiera.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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