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Estados Unidos: el coloso cabalga de nuevo

Tras haber publicado, a principios de los años ochenta, un agudo análisis sobre la pérdida de dinamismo de los Estados Unidos, bajo el título de Le mal americain, uno de los más destacados sociólogos franceses, Michel Crozier, ha encontrado que esa gran potencia se encuentra inmersa en un nuevo y vigoroso proceso de crecimiento económico. Comisionado por Arthur Andersen a principios del presente año para estudiar las nuevas tendencias de la reflexión directiva norteamericana, Crozier ha regresado al viejo continente convencido de que la Unión Americana experimenta un verdadero surgimiento, un profundo cambio social; después de dos décadas de debilidad, la superpotencia parece encontrar su camino y empezar a salir de la depresión.
El sociólogo francés presentó recientemente sus observaciones sobre este resurgimiento y lo que implica para Francia y otros países de Europa en el marco de una conferencia organizada por la Sociedad Franco-Americana y Le Forum du Future, realizada en París. El objeto de estas breves notas es presentar sus ideas principales y el hilo conductor de su razonamiento.

Recuperación creativa y confiada

«El país está impulsado por una recuperación del dinamismo individual, por una efervescencia creativa y por una plena confianza en el futuro, misma que le falta a Europa. Pero antes de llegar a esta situación, los Estados Unidos han atravesado años negros, marcados por despidos masivos, desaliento y temor del futuro», dijo el sociólogo. A sus ojos, Europa presenta un marcado contraste: abatida aún y urgida de nuevas iniciativas que le permitan compensar las dolorosas medidas de reducción de personal practicadas sobre todo por las grandes empresas.
La transformación experimentada por los Estados Unidos es de una gran amplitud. La participación de las grandes empresas en el número de empleados en la economía nacional representa la mitad de la que se registraba hace treinta años. Estas grandes empresas no sólo han reducido de una manera extraordinaria el número de sus empleados administrativos, sino también el de sus operarios y, en una tercer etapa, incluso el de sus cuadros directivos. Un ejemplo claro de este proceso es la IBM, cuyo personal ha pasado de 400 mil a 200 mil en diez años.
Esta mutación de la empresa norteamericana ha tenido un efecto profundo en el clima de las grandes escuelas de negocios. Hoy día, los jóvenes ya no desean ir a las enormes y pesadas estructuras de los grandes consorcios, sino que sueñan en crear sus propias empresas… «Piensan que con una idea y 10 mil dólares en la bolsa se puede hacer una fortuna y rápido». Se observa también que la aparición de las nuevas y pequeñas empresas es una de las principales locomotoras del crecimiento de la economía estadounidense.
Por añadidura, los norteamericanos han sabido reformar la administración de sus empresas para hacerlas más eficaces. «En los años ochenta, se asignaba prioridad a la estrategia financiera, con la consecuente multiplicación de los ejecutivos de finanzas y el reino de los golden boys. Lo años noventa han visto la reorganización, en primera línea, del reingeneering que consiste concretamente en reorganizar a fondo todos los elementos de la empresa para hacerla esbelta y eficaz».
De hecho, en opinión de Crozier, la «reducción de los efectivos no produce resultados si no se ‘re-plantea’ completamente la empresa. El resurgimiento y la competitividad de las compañías norteamericanas no son tan sólo resultado de un personal más reducido sino los de una ‘reingeniería’ eficaz, que ha puesto el acento sobre el plano horizontal más que sobre el vertical». Recuerda el sociólogo que «el símbolo de la empresa burocrática de ayer era la General Motors. Con sus 19 niveles jerárquicos y su manual de procedimientos de 700 páginas». Advierte en este sentido que, para los jóvenes de las bussiness schools es la hora del pragmatismo; los debates teóricos entre intervencionistas y neoliberales no tienen audiencia. Son muchas otras reflexiones las que tienen verdadera vigencia en la Unión Americana.
En efecto, se trata de saber encontrar la propia vocación de la empresa, su propio objetivo, aun si esto significa rechazar algunos clientes. Se trata también de saber facilitar y favorecer la búsqueda de alianzas y sociedades. Es en Estados Unidos donde se han lanzado experiencias avanzadas de cogestión, como lo ilustra por ejemplo la filial creada por General Motors para desarrollar su modelo Saturn, en el cual los obreros fueron responsables del proyecto y llegaron al grado de hacer ellos mismos la promoción de sus automóviles por televisión. Es un caso que se ofrece como un buen ejemplo de la recuperación de la innovación administrativa aplicada en un dinosaurio de la industria norteamericana.
«A los ojos de los Estados Unidos, Europa no se encuentra a la altura de las circunstancias y, en este respecto, Alemania se encuentra al mismo nivel que Francia. Hay que tomar en cuenta que somos considerados como rígidos intervencionistas…», afirmó Crozier, quien está convencido de que el viejo continente no ha sabido aún revisar sus sistemas jerárquicos, donde observa una ausencia general de comunicación entre las diversas áreas y servicios de la administración, una necesidad persistente de remontar a la cumbre de la estructura para la toma de numerosas decisiones, lo que perjudica gravemente a la eficacia y a la innovación.
Por otra parte, «si Europa ha sabido practicar el downsizing, sus pequeñas empresas no han tomado aún el relevo para generar empleos». Más grave todavía: la moral está por los suelos. Mantiene el sociólogo que «en Francia vemos el futuro como una amenaza, cuando debíamos, por el contrario, aprovechar las oportunidades y utilizar mejor nuestro potencial».
Bajo el reino del control
Para Michel Crozier «se puede desde luego trasponer a Francia la experiencia norteamericana, pero sería preferible tomar antes una mayor conciencia de nuestros problemas y buscar resolverlos» sin dejarse arrastrar por un sentimiento de urgencia que lleve a buscar soluciones inmediatas y no de fondo: «se requiere tiempo para comprender y resolver los problemas». Sugiere, a este respecto, cuatro áreas que requieren reformas:
* Facilitar la innovación
* Descentralizar las decisiones
* Desarrollar pequeñas empresas, y sobre todo,
* crear un sistema de educación menos centrado en un curriculum formal y que ponga mayor énfasis en la utilización de los conocimientos.
«No se trata de un problema intrínseco a Francia», advirtió Crozier, «puesto que los franceses que han participado en el efervescente caldo de cultivo de las universidades norteamericanas tienen éxito cuando regresan a su tierra natal». Considera, sin embargo, que las élites francesas deben ser más creativas. El país de Colbert, afirmó, se encuentra bajo el dominio de los inspectores de finanzas, burócratas, administradores…, en suma, de los controladores…

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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