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Rumbo a un cementerio online

Internet es un banco de información que alberga datos de aproximadamente 2 mil 240 millones de personas. El contenido es muy variado, pero destaca la información que publicamos en las redes sociales. ¿Qué pasa con nuestro historial en el mundo virtual cuando fallecemos?
Entrevista con José Luis López, experto en comunidades virtuales y medios sociales en línea.
Actualmente internet es la fuente de información más consultada en el mundo desplazando a la televisión, radio y medios impresos. Uno de los usos más extendidos de esta red global se relaciona con el entretenimiento, aquí encontramos a las redes sociales, mismas que iniciaron como medio recreativo, después se desarrollaron como herramienta para el marketing digital y hoy exploran la inmortalidad.
 
¿Cuál es el valor real del internet?
Creo que hay un desperdicio de la red, no se ve como ventana al conocimiento sino como una manera de perder el tiempo. No hay nada malo en entretener, pero esta función se sobrevalora. Necesitamos más educación para crear mejores contenidos que sirvan como espacio de reflexión.
 
Hoy se extiende la idea del «tecnofundamentalismo» donde la tecnología debe imperar en la sociedad. Es sin duda una concepción extrema, por ejemplo, en zonas rurales se busca dar acceso a internet, llevar tablets y computadoras, cuando los niños que viven ahí no comen bien y a veces ni siquiera hablan español. Se necesita educación para entender los contenidos y encontrar un equilibrio entre éstos y la tecnología.
La plataforma no lo es todo, el tema de la apropiación de la tecnología nos enseña que debemos buscar el bien común a través de ella. Muy pocos han dado ese paso, apropiarse de un portal para lanzar una campaña que apoye una buena causa.
Marshall McLuhan, fundador de los estudios sobre medios, decía que el medio es el mensaje, yo creo que ahora el usuario es el mensaje. Antes, un periódico con poder tenía los recursos para encontrar información y difundirla. Ahora el usuario la publica y difunde. Cuántos podcasts y blogs existen sin la necesidad de una estación de radio o un medio impreso. Vivimos con un pie en lo digital y otro en lo físico. Tan malo es cerrarnos a las nuevas tecnologías como basar nuestra vida en las redes sociales.
Vivimos una especie de esquizofrenia, en el mundo digital somos de una forma y en la vida real de otra. De nada sirve un millón de amigos en Twitter si eres una persona que al conversar no puede sostener la mirada ni dialogar porque está acostumbrado a una conversación mediada. Los extremos son malos, lo ideal es la complementariedad. Los medios son complementarios, los espacios también. Lo físico alimenta a lo virtual y lo virtual tendría que alimentar a lo físico.
 
¿Por qué debemos preocuparnos por ordenar cuentas personales, contraseñas, fotos, videos y demás material que generas en vida ya que mueres?
En caso contrario, la información en línea queda en un «limbo digital», donde no hay quién la gestione y administre. Si la cuenta permanece en la nube y no se informa de manera oportuna a la red social, los datos continúan abiertos.
Es importante que los usuarios generen conciencia sobre el tema y reflexionen sobre el futuro de sus cuentas digitales cuando fallezcan. Mucha gente puede hacer uso adecuado o inadecuado del contenido, por tanto es importante saber a quién legar esos «bienes».
Al morir quedan en la web videos, fotografías e información que podría ser manipulada. Debemos prever y evaluar lo que compartimos, pensar qué aporto a la sociedad digital. Todos subimos contenido, pero ¿contribuimos a construir una mejor sociedad o sólo generamos basura virtual?
No pensar en el futuro implica un riesgo. Si sé que tengo una enfermedad terminal lo óptimo es hacer un testamento virtual. La falta de consciencia se debe a que el rango de edad más amplio de usuarios de redes sociales es entre 18 y 35 años y, como es lógico, ven lejano el tema de la muerte. No obstante hay que evitar descuidos pues, por falta de prudencia en el manejo de datos, al fallecer se puede dañar nuestro prestigio y el de nuestros contactos.
Los contenidos no son completamente individuales, en fotografías aparecen otras personas; ¿qué pasa con el contenido que involucra a otros? La regla de «los tres grados de influencia» habla sobre la capacidad que tenemos de mediar en los demás. Cada persona puede influir a un amigo de un amigo de un amigo. A partir del tercero la información se pierde.
Esto prueba que el contenido que dejamos al morir involucra a más personas. Se debe cuidar un prestigio que va más allá de ti, porque afecta a los que te rodean.
 
¿Cuánto tiempo valdría la pena conservar los post y mensajes de un usuario fallecido?
En el caso de Facebook la cuenta puede permanecer conmemorativa y sólo desaparecería si cierra el sitio; sin embargo puede ser que la información no se elimine por completo si además se compartió en plataformas como Twitter o un blog.
aparición del internet fue veloz y su comportamiento es tan vertiginoso que en las escuelas no es común que se impartan clases de civismo enfocadas a los riesgos y oportunidades del mundo digital o cátedras universitarias que atiendan los aspectos legales y éticos de la red.
 
¿Qué pasa con el contenido que guardamos en herramientas como Dropbox?
Ya no necesitas tener una computadora con gran capacidad porque existen aplicaciones como Dropbox donde puedes cargar el contenido. La pregunta es, al fallecer, ¿a quién pertenece toda esa información?
Soy mal pensado, nada en la vida es gratuito, algo debe ganar ese servicio por brindarte un espacio en la nube. Quizá utilicen la información para algo.
deficiencia como usuario es que no leemos las licencias y condiciones cuando abrimos sitios en la red. La gente dice «acepto, no voy a leer esto». Por eso, después nos llega cierta publicidad contextual en Facebook o correo de spam. A esto me refiero cuando digo que no todo es gratuito.
 
Estos rastros, cuentas y archivos pueden ser testados; además de su valor sentimental, que seguramente es el principal, ¿qué otra valía tendrían?
Por lo general nos referimos al capital social y no al intelectual en la red. Éste tiene un valor difícil de tasar. Sobre ciertos documentos valiosos (libro, artículo, tesis doctoral, etcétera) hace falta un respaldo con las instituciones que se encargan de ello en el ámbito de lo físico, por ejemplo el registro ante derechos de autor. No se puede proteger todo el contenido porque quizá ni siquiera vale la pena.
Parece ser que todo lo que está en la red es de dominio público y mientras nadie diga que no, la gente entenderá que sí. Creo que aquí hay un gran tema para los abogados.
 
Existen varias herramientas para gestionar y administrar datos digitales de un usuario fallecido ¿Cuáles son las más conocidas?
Hootsuite es una, en ella puedes programar tus tuits e incluso despedirte. Hay otra, RebelMouse, es una herramienta multicliente que te permite tener en una sola plataforma todas las redes sociales, sirve para monitorear tus cuentas en un solo acceso. Deadsocial permite crear una serie de mensajes que se publican en tus redes sociales una vez que mueres.
Todas son herramientas que gestionan la cuenta pero no protegen la información para cuando no estés ahí para hacerlo.
 
¿Qué país está más preocupado por llevar una vida online ordenada?
Este tema es muy importante en Europa y Estados Unidos, pero no en nuestro país. En México ni siquiera existe una cultura del testamento físico.
Es importante inculcar en los usuarios una ciudanía digital, que sean conscientes que son parte de una comunidad.
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José Luis López
•          Es profesor investigador en la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana.
•          Licenciado en Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
•          Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid (España). Cuenta con una maestría en Comunicación Social por la Universidad Panamericana.
•          Es director del Grupo de Investigación Cibercom.
•          Es miembro del Cuerpo Colegiado de la Red de Observatorios Mediáticos de las instituciones del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC), de la Red Académica Iberoamericana de Comunicación (RAIC), de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) e investigador anfitrión de los veranos de la investigación científica de la Academia Mexicana de Ciencias.
•          Autor de La ciberdocumentación en el periodismo digital. Nueva oferta documental para los cibermedios (2011) y coautor de Handbook of Research on Methods and Techniques for Studying Virtual Communities: Paradigms and Phenomena (2011),  así como de diversas publicaciones sobre documentación informativa, ciberperiodismo y redes sociales online.
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Vida social después de la muerte
 
Recientemente, Facebook agregó un nuevo estatus: el modo «In Memoriam». Protege cierta información privada del fallecido y deja sólo nombre, fecha de nacimiento y deceso; elimina también los grupos a los que perteneció y únicamente sus amigos ven el perfil, así pueden etiquetarlo en imágenes, conversaciones, videos, etcétera.
 
Desde el más allá es posible seguir tuiteando ya que LivesOne se basa en el historial del usuario para continuar alimentando el Twitter. De esta manera, la interacción con los followers es eterna.
 
La compañía presentó un administrador de cuentas inactivas que permite eliminar o conservar datos en la red.
 
Google notificará a tus herederos si no tienes actividad en un tiempo determinado, por ejemplo tres meses. Los beneficiarios tendrán la opción de borrar o conservar la cuenta de correo, Google+, blogs, anuncios en AdSense y los videos de YouTube.
Para evitar que un hacker entre a la cuenta haciéndose pasar por heredero, Google notifica al usuario con un mensaje a su celular, especificando que está por cumplirse «su última voluntad». Si el propietario no contacta a Google inmediatamente, se llevará a cabo la «muerte virtual» aunque el usuario esté vivo.
 
 
 
 

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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